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Gaucín, ceca romana PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Miércoles, 30 de Abril de 2003 22:56

Con esta pequeña aportación, pretendo dar divulgación a la posible realidad histórica de que Gaucín fuese una ciudad romana que, por su importancia,  acuñara  moneda hispánica.

 Para ello, sigo el completo trabajo de María Paz García-Bellido y Cruces Blázquez editado en Textos Universitarios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas[1], sin perjuicio de otras referencias bibliográficas, en especial los trabajos de Ramón Corzo y Carlos Gozalbes Cravioto, amén de mis deducciones de simple aficionado.

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1.  GAUCÍN PRERROMANA

 1.- Gaucín pertenece a la Serranía de Ronda –conformada por la proximidad al continente africano-, dominando los valles intramontanos del Guadiaro y del Genal, en una tierra de contrastes en la que las montañas y los valles son los principales elementos naturales, en los que estos destacan como núcleos esenciales de la región, en particular el del Genal, la zona mas aislada de la Serranía, pero también la que, desde la antigüedad reunía mayor número de poblados.

 Su belleza natural, relatada en escritos y patente en cuadros y fotografías, deja entrever grandes desniveles, valles angostos y profundos, verdaderos desfiladeros. Sierras estrechas que caen verticalmente sobre el Genal y descienden algo mas suavemente sobre el Guadiaro. He leído en algún libro erudito que su configuración física se debe probablemente al choque de las placas africana y eurasiática, que provoca el encauzamiento de los vientos Atlánticos cargados de humedad.

 Otra consecuencia de su situación geográfica, incrustada en el estrecho de Gibraltar, ha sido la atracción que desde antiguo ha supuesto la zona para los numerosos pueblos que lo cruzaron, ya sea en dirección a lo desconocido –fenicios y romanos-, ya sea en dirección al oriente –vikingos-; bien se trate de buscar las tierras del sur, como los vándalos y alanos, bien intenten la ruta del norte, como los Almohades

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 2.- Está regada por los ríos de la red del Guadiaro, en el que éste, precipitado desde Ronda y después de pasar Cortes de la Frontera, describe una profunda curva y se encaja nuevamente –después de venir de las angosturas de Jimera de Libar-  originando la espectacular cortadura de “Las Buitreras”.

 Para mí, la ribera izquierda del Guadiaro tiene entrañables recuerdos, pues baña las tierras de “Las Bernardas” -que heredó mi madre de la suya, y en cuyas faldas existen restos de un poblado romano-, y al final se despide del término municipal de Gaucín en los confines de “Las Almadravillas”, parte de las cuales heredó mi padre, y cuya estratégica situación dio lugar a la concesión a mi familia de la reventa de energía eléctrica por parte de “Sevillana”, que necesitaba atravesar la finca desde su estación del “Corchado”.

 Por su parte, el Genal, se ensancha cuando, después de vadear los Montes del Duque y regar la “Huerta Vadillo”, tierras también familiares,  logra pasar el portillo formado entre la Sierra de Crestellina y el Hacho, y ofrece un encanto especial, no solo paisajístico –alfombra a los pies de la Serranía hasta besar las aguas de la frontera atlántico-mediterránea- sino del mayor interés humano por su originalidad y las riquezas autóctonas que atesora. Sin que tenga que decir, con los geógrafos, que constituye un verdadero nicho ecológico desde la noche de los tiempos.

  3. - Por Gaucín pasaba la calzada romana que discurría desde Hispalis (Sevilla) hasta Acinipo (Ronda) y Carteia (Algeciras).

Todavía se ven vestigios de esta calzada, que se adentra en el pueblo por la vereda que sube, desde el Arroyo Areta a salir al Llano Ciruela.

Y a mí, las losas grandes que formaban la mayoría de las aceras de nuestras calles hasta los años sesenta, me recordaban los enlosados de las calzadas romanas. Eran suaves, brillantes, sedosas, cómodos cojines para los niños que jugábamos a las canicas en aquellas calles que no eran rodadas por vehículos automóviles. Calles empedradas, separadas por sempiternos manojillos de verdes y perpetuas hierbecillas, como riachuelos vegetales por cuyos vericuetos saltaban y discurrían hasta el hoyo las cristalinas bolitas, “meblis”, llevándose por delante las de los otros jugadores. Maestro en estas lides era mi primo Rafael de Molina, sin dejar de contar con los Larqué, Pablo Domínguez, mi primo Antonio de Molina y tantos otros.

Qué pena me da recordar aquellas calles empedradas y enlosadas. ¿Cuántos siglos aguantaron su vestimenta hasta que la vorágine del progreso (¡!) las volvieran horrendas vías de asfalto o cemento?

 Por su situación, aunque no se han encontrado aún vestigios urbanos –aunque sí estatuas- debió ser ciudad  romana, después de ser poblado íbero, por su emplazamiento en alto, junto a una vía natural y dominando el amplio valle del Genal, situación ya que se contempla desde las mismas ruinas de Lacipo (Casares), en las faldas de la Sierra Crestellina. Gaucín debió correr la misma suerte que esta ciudad, que fue poblado ibero, después población romana y ceca monetal [2].

 Los árabes  trasformaron la Vesci romana en fortaleza, denominándola “Sajra Gauzan” (roca de Gauzan) y, según Guillén de Robles, era “Garb Gaucín”.[3]

  2- LA VESCI ROMANA.-

 1. - La existencia de Gaucín en la época romana parece evidente, probablemente con la denominación de VESCI, de origen ibero. [4].

 Los iberos,  pese a su diversidad, manifestaron características comunes, resultado de un proceso de aculturación como consecuencia de su prolongado contacto con los pueblos colonizadores mediterráneos (púnicos y griegos).

 Entre los pueblos ibéricos se encontraron los túrdulos en el valle del Guadalquivir, herederos de la tradición tartésica y en este entorno sitúa Ptolomeo (2, 4, 9) a Vesci, que la cita como túrdula y la denomina Oueskis.

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 Por su parte, Plinio (3,10), la localiza entre los bastetanos, con una fuerte impronta cultural fenicio-cartaginesa. Ramón Corzo [5] la considera fuera del conventus gaditanus como vinculada al sistema viario del sur de la Bética.

 También nos consta que Livio (35, 22) considera que Vescia es la misma ciudad que VESCILIA, conquistada por M. Fulvio en el 192 a. C.

Pudiera ser más cercana a una interpretación correcta la primera acepción, próxima a la cultura púnica, en atención a la epigrafía que presentan las monedas, como luego veremos.

 Se ha puesto de relieve que la ciudad de Vesci es una de las que presenta mayor dificultad para su identificación entre las ciudades del sur de Andalucía, habiéndose señalado lugares tan dispares como la Sierra de Cádiz, Álora, entre Antequera y Granada, Archidona, Loja, Huetor Tájar, Moraleda de Zafayona...

 Hay constancia histórica de la presencia romana en la zona, desde Acinipo a Lacipo, pero son escasas las noticias sobre nuestro pueblo. Los hermanos Mota dan cuenta del hallazgo en 1878 de una estatua romana en el Arroyo del Agua y otra encontrada en el Monte Almadravilla en 1897. La primera representa un guerrero y  es reseñada por Narciso Díaz de Escovar en 21 de julio de 1905 y la segunda dicen que fue regalada al Diputado por el Distrito de Gaucín Sr. Mellado y se desconoce su paradero. Es una lástima que nadie haya movido un dedo para encontrar estos vestigios y traerlo a nuestro pueblo. A este interesante libro me remito sobre el completo esbozo histórico de nuestras tierras[6].

 2. - Según nos indica Ramón Menéndez Pidal [7], recogiendo las investigaciones de A. Beltrán [8], “la importancia del elemento semita queda bien patente en el hecho de que a principios del siglo I antes de Jesucristo, un grupo de ciudadanos del sur acuñó sus monedas con rótulos en neopúnico: Acinipo (Ronda la Vieja), Bailo (Bolonia), Oba (Jimena de la Frontera), Lacusta (Mesa de Ontega), Iptuci (Cabez de Hortaleza), Vesci (¿Gaucín?), Arido (Medina Sidonia), Arsa (Arcos de la Frontera) y Turinicia (Casinos)”.

 Esta indicación de Vesci como la Gaucín romana, con moneda propia, que fue la primera referencia que tuve sobre el tema, me complace y la encuentro más aceptable, pues también es corroborada por otros autores como Ramón Corzo Sánchez[9].

 Y, por supuesto, por García-Bellido y Blázquez [10], quienes, aunque utilizan la interrogante (?), al igual que Menéndez Pidal, también la posponen en el caso de Lacipo/Casares?, y nadie duda de estas localizaciones.

 Corzo  la identifica con Gaucín en el paso de la vía que se dirigía de Carteia a Acinipo, dado que “las ruinas de Gaucín son las mas extensas en todo el recorrido de esta vía”. Según el mismo autor, la reforma augustea potenciaría los centros costeros con olvido de las vías que unían la costa con la Serranía, desapareciendo las cecas de Acinipo, Lacipo, Oba y Vesci, perdurando tan solo las de Carteia e Iulia Traducta, dada la importancia del estrecho y el comercio norteafricano.

 3. -Sin embargo, Gozalbes Cravioto [11] estima que la zona comprendida entre Cerro Gordo (Benadalid) y el campo llamado de Salitre o de La Laguna (Algatocín) fue el asentamiento de una extensísima ciudad de origen ibérico, dado el carácter defensivo del cerro sobre el que se asientan los restos arqueológicos encontrados. “Por ello, pensamos que estas ruinas corresponden a la ciudad de Vesci, cuya economía estaba basada en la ganadería, como nos lo demuestran sus monedas y el tipo de suelo que la rodea”.

 Ya lo había mantenido Gozalbes Cravioto en dos artículos publicados en “Milario Extravagante” [12], en los que se basaba, fundamentalmente, en la localización, junto a la bifurcación cerca de Cerro Gordo (Benadalid) de las dos vías romanas que subían desde Lacipo y Carteia y se unían antes de llegar a Gaucín.

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 Según Gozalbez [13], en dicho cerro de 710 metros y en el llano de la Laguna o Campo de Salitre, se encuentra “un  extenso  yacimiento que a nuestro parecer tiene todas las posibilidades de que corresponda a Vesci”. Cita como fuente  una ficha de 1947 del archivo de Tembury, que habla de un acueducto, monedas y tumba en Salitre y de una calzada, acueducto y necrópolis en Cerro Gordo y en la exposición de un busto de dama togada procedente de Cerro Gordo expuesta en el VIII Congreso Nacional de Arqueología de 1963. De todas formas, reconoce que no le fue posible localizar dichos restos, pero concluye indicando que “toda la zona fue el asentamientos de una extensa ciudad de origen ibérico, dado el carácter defensivo del cerro... (por lo que) estas ruinas deben corresponder a la ciudad de Vesci”.

 González Arias, en la misma revista escribe una “Respuesta a Gozalbes”, en la que rechaza el argumento basado en el trazado de las vías romanas y afirma que no duda de que la calzada pasaba por el propio Gaucín, estando señalada en el mapa con el nombre de Camino de San Roque, existiendo largos tramos de calzada bien conservada, por lo que “en resumen, si la proximidad de una  calzada importante fuese un argumento para ubicar Vesci, creo que Gaucín tendría títulos mucho mejores que Cerro Gordo”.

 En el numero 25 de la misma Revista [14] insiste Gozalbes en el tema, respondiendo a G. Arias, sobre el tema del trazado de las vías romanas y, en concreto, en el tramo de Benadalid a Cerro Gordo y aclara que, aun aceptando la tesis de G. Arias, nada contradice que Cerro Gordo y la Laguna ”estuvieran junto a la calzada (a algo más de dos kilómetros de ella)... por tanto podemos señalar que Cerro Gordo se encontraba en la via de Carteia a Acinipo y todo lo más a algo más de 2 Km. de ella”.

 Añade un nuevo argumento, en la existencia de una nueva moneda que “demuestra la existencia de una ceca inédita en ese lugar o sus alrededores”.

 A este respecto, entiendo que son argumentos que no contradicen las tesis del Gaucín como localización de Vesci, pues, como indica el propio Gozalbes Cravioto se trataría (la de Cerro Gordo) de una nueva ceca “inédita” , sin que el argumento del ramal de dos kilómetros quite fuerza a la tesis de Gaucín, sino que, al contrario, la abonaría, pues sería mas lógico que la ceca estuviera en la ciudad situada junto a la vía romana, que no en un ramal, aunque fuese solo a dos kilómetros de la vía principal.

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 Este mismo autor, en artículo más reciente [15] después de admitir alguna corrección al mapa de vías romanas, pone de relieve la importancia de la zona de la Serranía, que a pesar de estar constituidas por tierras pobres, montuosas y poco fértiles, gozaron tempranamente de privilegios, como el de acuñación de moneda (Lacipo, Vesci, Acinipo), lo que en parte se debe a que mantuvieron su sistema de organización territorial indígena, basado en el oppidum  “que permanecerá aun vigente durante casi tres siglos como centro organizador de la economía agraria, del comercio y de servicios”, en opinión de Carrilero y Benito [16]. Estas tierras, ocupadas por libio-fenicios de costumbres seminómadas, ricas en bosques, con implantación de villas importantes dedicadas a los cereales , la vid y, especialmente, a la ganadería –en palabras del propio Gozalbes-  nos parecen apropiadas para un asentamiento importante. En este caso, el de Gaucín, que posteriormente lo siguió manteniendo, con supremacía sobre las villas colindantes, como Algatocín, Benadalid...

 4. - Respetando todas las anteriores opiniones, entiendo que la importancia de Gaucín, sobre todo desde el punto de vista militar y como centro neurálgico de comunicaciones, son razones suficientes para considerarla como centro de acuñación y para ser identificada como la Vesci de la antigüedad.

 Desde una perspectiva económica, la abundancia que se preconiza del terreno, el auge de su ganadería y complementos de cereales y vid, corroborado con las representaciones monetales (el toro de Vesci, las espigas de cereal y un racimo de uvas de Acinipo), confirman, según el propio Gozalbes, la importancia de estas ciudades, aparte de que, “a nivel arqueológico, solo se conozca al respecto la existencia del inédito depósito de cereales del Cortijo Melilla en Gaucín y el hallazgo de algunas piedras de molino de cereales” .

 Si a ello sumamos el trazado de las vías romanas, siguiendo el curso de los ríos, no solo el Guadiaro y el Hoz-Garganta, sino el propio Genal, no es extraño que Gaucín sea la zona natural de la salida de productos y comercio de la zona hacia la del Estrecho, por lo que la aparición de las ruinas de Cerro Gordo en Benadalid, pudiera no ser determinante para que Vesci y su ceca se localicen en esta población. Gozalbez ha insistido en la importancia de este comercio con Carteia, en atención a la supremacía de monedas encontradas de esta cecas y de las hispana (ninguna de Malaca), en los tres mas importantes yacimientos de Acinipo, Dehesa de la Fantasía y Castillejos (Gaucín).

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 Me aventuro, pues, a señalar, como determinante para situar la ceca de Vesci en Gaucín, la importancia estratégica de nuestro pueblo, en la orilla o en las cercanías de dos de las vías romanas de la red secundaria, sin descartar el interés conmemorativo por alguna hazaña bélica, de la que ya se  habían dado señales en épocas pasadas como en los casos de la insurrección, en los finales del siglo III a. C, de Galbo, al mando de la marinería púnica de la zona de Carteia –bahía de Gibraltar- resentida con Asdrúbal, o los más recientes de las penetraciones en la propia Serranía de los grupos unidos al lusitano Viriato haciendo prisionero al pretor Vetilio [17].

 

3.  -  LAS CECAS Y CIUDADES ROMANAS.

 Ceca es el taller donde se acuña moneda, y, por extensión, ciudad que acuña.

 Doscientas cecas de variadas culturas muestran el mosaíco étnico que configuró la antigua Iberia, variopinta cuando los fenicios, griegos y cartagineses la conocen, más homologada cuando lo hacen los romanos y una única Hispania Romana cuando entran los visigodos [18].

 En la Bética romana circulaban al mismo tiempo monedas romanas y las acuñadas en las cecas hispanas y, así, junto a las monedas republicanas, fundamentalmente el “denario” de plata de escasa circulación y el “as” de bronce, servían de intercambio las monedas acuñadas por las ciudades hispanas, lo que fue corriente en los siglos II y I a. C.

 Ello era respuesta a una necesidad puntual para el pago de tropas o de servicios determinados, o un símbolo de prestigio, incluso para conmemorar determinados acontecimientos, aunque la mayoría de las veces el hecho de la acuñación respondía al desarrollo económico y comercial de las ciudades emisoras.

 4.  -  LA CECA DE GAUCÍN

 Gaucín aparece en los estudios de numismática, no solo como receptor de monedas de otras cecas, sino como ciudad emisora, sin que nos conste cual sea el motivo de su emisión, aunque ya he expuesto mi opinión sobre el particular.

 Gozalbes Cravioto [19] ha dado cuenta de sus hallazgos en relación con las monedas acuñadas por Córdoba, capital de la Bética romana, en sus dos emisiones diferentes, bajo los nombres de “Corduba” y “Colonia Patricia” [20] y señala que en la VIA XII romana, que denomina “Curso del Río Genal”, se encontraron una moneda  de la ceca cordobesa de la primera acuñación en Castillejos (Gaucín) y otra de la segunda emisión en Cerro Carretero [21].

 En cuanto a Gaucín, como ciudad acuñadora, paso a la exposición que me sirve de base para este artículo de divulgación.

 5. - MONEDAS ENCONTRADAS.

 Me refiero, como ya he indicado, a la ceca de Vesci, localización en la época romana de Gaucín, y resaltaré a continuación las características de las monedas acuñadas.

 Aunque son escasos los hallazgos monetales - solamente se citan por los autores siete monedas [22]-, se encuentran principalmente en el Tesoro de Hornachuelos (Badajoz).

 Se acuñan cuatro emisiones de “Ae” –amonedación que contiene mayor proporción de cobre-, que es la moneda corriente en las cecas hispanas. La primera con leyenda neopúnica, la segunda bilingüe neopúnica no usual y latina, la tercera solo latina y SISD, lo que es de dudosa identificación, y la cuarta latina y antropónimo del magistrado C. Livius. Como nos dicen Garcia-Bellido y Blázquez, en las monedas fenicio-púnicas los nombres personales son muy escasos y, de hecho, solo en una de las monedas de Vesci aparece el nombre de un Magistrado y, en este caso, de difil comprensión [23].

 Los topónimos bilingües púnico-latín se localizan en las provincias de Badajoz y Cádiz y en Vesci, lo que lleva a preguntarnos si estas ciudades eran étnicamente púnicas o si utilizaban otro alfabeto fenicio-púnico y la población mayoritaria pudo no ser púnica, facilitando la utilización del latín como lengua vehicular, usándose en las leyendas monetales [24].

 En las de la 1ª y 2ª emisiones la lectura whsyn presenta ciertas dificultades, siendo quizá mejor la de w’hsk, más acorde con el epígrafe púnico, la trascripción latina de algunas monedas en Veesci y la griega Oueskis

 Como es sabido, los restos de escritura silábica ibérica, con diferencias según las zonas, apenas nos han revelado más que datos inconexos dada la dificultad de descifrarla. Son por tanto los restos de cultura material —ajuares funerarios, y cerámicas de color rojo— así como los restos de sus poblados (con elevados emplazamientos defendidos por murallas, y huellas de un urbanismo importado) hacia donde el investigador encamina su trabajo en busca de claves  explicativas, en aspectos tales como las actividades agrícolas en los valles y mineras o ganaderas en las montañas; por las variantes decorativas en cerámicas o por las tipológicas constructivas. Su unidad, de tipo cultural y social, se manifiesta en el carácter sincrético (asimilador) de su religión, donde los diferentes panteones de dioses tienen parecidas características propiciatorias y relaciones con la naturaleza; en la iconografía artística de estos pueblos, de carácter animalista y antropomorfo, lo que se trasluce en la tipología de sus monedas; en su vocación guerrera y en los lazos de relaciones de tipo clientelar (la famosa devotio iberica), de los que cartagineses y romanos se servirán para concertar pactos y enrolar mercenarios como tropas auxiliares, lo que sería una de las finalidades de la acuñación monetal.

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 Ciñéndonos a las emisiones de monedas en Gaucín, la cronología mas aceptada las sitúa a finales del Siglo II a. C. El peso de las monedas, según Villaronga, corresponde al sistema de escritura uncial romano de finales del siglo II [25]. Estaríamos en la época de las guerras sertorianas o, incluso, de las guerras civiles (primera mitad del siglo I AC), lo que reforzaría nuestra opinión sobre la causa bélica para la emisión de nuestra ceca.

 La tipología responde normalmente a una cabeza masculina, en ocasiones diademada, o acompañada de espiga. En el anverso figura un toro[26] delante de árbol, alusiva a divinidad masculina frugífera, sin que se distinga la clase de fruto en el reverso y solo la espiga en el anverso de alguna de las acuñaciones.[27]

 Daré, por último, la descripción de las monedas que recogen  García-Bellido y Blázquez.

 En la 1ª emisión, bilingüe (w’h^sk? / VESCI), el anverso con cabeza mascullina desnuda a derecha, detrás espiga; el reverso con toro a derecha, detrás árbol y sector con la leyenda.

 De la 2ª emisión, tambien bilingüe, se conocen dos monedas, ambas con el anverso con cabeza masculina desnuda a derecha y detrás espiga, y en el reverso toro a derecha y detrás árbol; en una, la leyenda libio-púnica está delante y en la otra, ésta está bajo el exergo o sector y delante está la leyenda latina VESCI.

 En la 3ª emisión, la leyenda solo es latina (SISD y VESCI), en el anverso cabeza masculina a derecha, delante SISD; en el reverso, toro a izquierda, detrás árbol, delante VESCI.

 En la 4ª emisión (de la que no se nos ofrece figura alguna), el anverso con cabeza masculina a derecha, y leyenda alrededor del magistrado C. LIVIVS, mientras que el reverso tiene toro a izquierda, detrás arbol y debajo VESCI.

Espero que las notas anteriores sirvan para dar a conocer un nuevo aspecto de nuestra querida tierra.

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[1] “Diccionario de cecas y pueblos hispánicos”, con una introducción a la numismática antigua de la península ibérica, dos volúmenes, Madrid, 2001.

 

[2] En “Málaga”, Editorial Andalucía, de Ediciones Anel SA, Granada, 1984, Tomo II, pg.436, se inserta una fotografía denominada “Vista general de la ciudad de Lacipo, en Casares”, cuyo fondo es la Sierra del Hacho y Gaucín a su falda.

 

[3] “Málaga en la leyenda”, n. 19 de ediciones Arguval, p.256

 

[4] Trabajo citado. V. II, “Catálogo de cecas y pueblos”, pg. 403.

 

[5] Citado por C. Gozalbes Cravioto en “Las vías romanas en Málaga”, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Madrid, 1987, pg. 223

 

[6] “Gaucín”, Francisco y Esteban Gracia Mota, Area de Cultura y Educación de la Diputación provincial de Málaga y Ayuntamiento de Gaucín, 1995.

 

[7] “Historia de España”, Tomo II (218 AC-414 dC) Economía de Hispania bajo la República Romana. Comercio.

 

[8] “El Alfabeto monetal llamado libio-fenicio”. Editorial Numisma, Rev. 13-1954, pgs 49 y ss.

 

[9] “Sobre la localización de algunas cecas de la Bética”, en Revista Numisma núm. 176-178, Madrid 1982.

 

[10] “Diccionario...” citado, V. I, pg. 189 al hacer el índice de toponímicos por provincias (incluyendo en la nuestra a Aqcinipo, Lacipo, Malaca y Vesci), y V. II, pg. 403.

 

[11] “Las vías..” citada, Págs. 226.227.

 

[12] La Línea de la Concepción, números 24 y 25, años 1989 y 1990,

 

[13] “Sobre la localización del municipio romano de Vesci”, pgs. 12-15

 

[14] “De nuevo sobre la localización de Vesci”, pgs. 3-5

 

[15] “Vías, caminos y espacios: la comunicación terrestre en el mundo antiguo malagueño”, Actas del II Congreso de Historia antigua de Málaga, Málaga, 2000, pgs. 469-499

 

[16] “La depresión natural de Ronda en la Bética romana: paisaje agrario y estructura social en el Alto Imperio”, citado en nota 47 en el trabajo de Gozalbes Cravioto.

 

[17] Ambos acontecimientos son recogidos por el historiador Guillén Robles en “Historia de Málaga y su Provincia”, 4ª reedición de Editorial Arguval, Málaga 2001, pgs. 26 y 31.

 

[18] “Diccionario de cecas...” citado, V. I. Introducción, pg. 21.

 

[19] Es el autor con mayor bibliografía sobre el tema en tierras malagueñas, la que puede consultarse en su página web. Por mi parte, tengo que agradecerle la atención –verdaderamente exquisita-  que me ha prestado cuando, sin conocerle personalmente, me he dirigido a él para consultarle sobre el particular. Me ha facilitado, entre otros, sus trabajos en Milaria que eran de difícil localización.

 

[20]  “La circulación de las monedas hispano-romanas de Corduba y Colonia Patricia en las tierras malagueñas”, Hespérides VI, 1998, Almería, gas. 360-380.

 

[21]  “Las vías romanas de Málaga”, Madrid, 1987. Ver también “La perduración de las vías romanas como vías pecuarias en la provincia de Málaga”, del mismo autor, publicado en las actas del Congreso Herbajes, trashumantes y estantes. La ganadería en la península Ibérica, Almería 2002. pgs. 93-1002

 

[22] Gozalbes cita este número y García-Bellido y Blázquez describen asimismo siete monedas, de las que reproducen fotográficamente cuatro,  las que he pintado, en acrílico, y reproduzco en el texto.

 

[23] Op. Cit. V. I. Pg. 50 y Apendice B, Magistraturas por Cecas, pgs.151 y 153.

 

[24] “Diccionario de cecas...” citado, V. I. Pg 37-39.

 

[25] Villaronga, L. “Numismática antigua de España”, Barcelona, 1979.

 

[26] El toro figura en otras dieciocho cecas, según el índice iconográfico de Garcia-Bellido y Blázquez, V. I, pg. 193.

 

[27] Manfredi, encuentra en el reverso paralelos en la moneda púnica de Cerdeña, esto es, el toro con espiga detrás.