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Maruja Mallo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Sábado, 04 de Octubre de 2008 11:49
    


MARUJA MALLO

 

 

 


El libro de Visitas (H. Inglés. Gaucín. Visitors book) del Hotel Nacional, en el que en la actualidad estoy trabajando -gracias a la gentileza de los sobrinos de Clementina- es de los documentos más interesantes que existen sobre nuestro próximo pasado. Estoy en el intento –junto con mi hermano Teodoro- de descifrar todas la leyendas que en él dejaron tantos y tantos viajeros a los largo de más de un siglo, con el fin de relacionarlas con las biografías personales de los firmantes más destacados y hacer una recopilación lo mas aproximada posible de nuestra pequeña historia.

 

 

Una viajera importante que dejó escrito aquello de “Ante esta sorpresa maravillosa de Gaucín... el silencio es... oro. La palabra plata”. Es la pintora Maruja Mallo (1902-1995), de la que quiero hacer una pequeña referencia.

 

 

 

Gallega, primera mujer sinsombrerista en los años veinte, transgresora de todos los órdenes, incoherentemente lógica, su irreverencia, frescura y carencia de prejuicios le valió el nombramiento de único miembro femenino de la Cofradía de la Perdiz fundada por Lorca.

 

Con 20 años, viaja a Madrid Allí se relaciona con artistas, escritores y cineastas como Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luís Buñuel, María Zambrano o Rafael Alberti, con el que mantiene una relación amorosa hasta que éste se une a Teresa León. Ortega y Gasset conoce sus cuadros en 1928 y le organiza una exposición en los salones de la Revista de Occidente. Exhibió diez óleos que representaban poblados llenos de sol, toreros y Manolas, así como estampas coloreadas. La exposición fue todo un acontecimiento cultural en Madrid, y también punto de partida para que Maruja fuera juzgada por su obra y no por su condición femenina.En 1928, Mallo tenía su primera exposición con 30 obras que gran éxito, apadrinada por Ortega y Gasset. Las Verbenas eran una serie de cuatro pinturas que representan el epítome de la etapa de Mallo en los años veinte y el principio de su obra moderna en la época Vanguardista. Las Verbenas eran "una combinación de elementos festivos y burlescos, de presencias mágicas y mascaras grotescas, de alegría desbordante y escarnio de los poderosos."


"Las Verbenas", Maruja Mallo.

 

En 1932 obtiene una pensión de la Junta de Ampliación de Estudios para ir a París Allí comienza su etapa surrealista. Conoció a André Bretón, Paul Elúard, René Magritte, entre otros representantes de esta corriente Su pintura cambió radicalmente y alcanzó la maestría, tanto que el mismo Bretón le compró en 1932 el cuadro titulado Espantapájaros, obra poblada de espectros que hoy es considerada una de las grandes obras del surrealismo


“Mujer con cabra”


A partir de 1936, comienza su etapa constructiva, mientras que sigue exponiendo con los pintores surrealistas en Londres y Barcelona. Poco tiempo después, su amiga Gabriela Mistral, embajadora de Chile, la ayudó a trasladarse a Buenos Aires, donde siguió pintando, dando clases y cultivando amistades, entre ellas, Pablo Neruda. En Argentina recibe un rápido reconocimiento, colabora en la famosa revista de vanguardia Sur, en la que también participaba Borges. Es una etapa de su vida en la que se dedica a viajar (vive entre Uruguay y Buenos Aires) y a diseñar, pintar, en definitiva a crear y crear. También se suceden las exposiciones, París, Brasil y NuevaYork.


Esta nueva etapa, a la que los expertos han llamado "cósmica", se dedica a recrear la naturaleza sudamericana. En cuanto se instaura el peronismo en Argentina, Maruja deja el país y se traslada a Nueva York, para regresar a España en 1965, tras veinticinco años de exilio.

 

La que fuera una de las grandes figuras del surrealismo de preguerra es casi una desconocida en su tierra y su vida pública desaparece. En la década de los 90 le ofrecieron varias exposiciones y premios, como la Medalla al Mérito en las Bellas Artes y el Premio de Artes Plásticas de Madrid.

 

El 6 de febrero de 1995, muere en Madrid a los 93 años.

 

 

La desinhibición amorosa y sexual le han atribuidos romances con Benjamín Palencia, Pablo Neruda, Alberto Sánchez, Rafael Alberti. Sobre ella  se ha dicho (“Maruja Mallo y el Espantapeces”, de Micol Lagarde.- Revista “Goya”) que el constante desenvolvimiento de forma y contenido le hizo experimentar todas las plásticas: expresionismo, surrealismo, racionalismo, clasicismo estático, arte popular. De los veinte a los treinta quiso retratar la decadencia de su tiempo, fue una suerte de bajada dantesca a los infiernos de la ciudad industrial. Las dimensiones del formato son muy variadas, la técnica similar: tintas ennegrecidas, blanquecinas, grisáceas, parduscas, azuladas, a golpe de espátula, casi habría que hablar de escultura.


 

 

 

Sirvan estas letras como pequeño homenaje a tan interesante personalidad, que tuvo el placer de visitar nuestro pueblo. En el Libro de Visitas no figura la fecha de su estancia, pero en la hoja anterior hay una dedicatoria -creo que de unos PP holandeses- con fecha 7 de abril de 1974 y, a continuación de la de Maruja Mallo (que figura al folio 59 del Libro), aparece otra dedicatoria de unos franceses que nos indican que llegaron a Gaucín el 2 de octubre de dicho año. Por ello, Maruja debió visitarnos entre ambas fechas, unos años después de regresar del exilio. Seguiré informándome.