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De la ocupación francesa de Gaucín. III.- PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Domingo, 21 de Diciembre de 2008 20:42

III.-  PRIMERAS INCURSIONES.-

 

Ya hemos visto cómo, durante la primera quincena de febrero, Gonzalez Peinado, personalmente o con intermediación de sus subordinados, recorre la Serranía aglutinando a las gentes, a pesar del descontento de algunos principales, lo que le incitó a lanzar la advertencia del día 17 que ya conocemos. Este soterrado descontento y la indecisión de la mayoría de los implicados, hace de muy diversa naturaleza los inicios de la insurrección. Cada interesado da cuenta de los hechos acaecidos en su zona de influencia, durante los primeros días de la ocupación, pero unos son más explícitos que otros; y todos, con el subjetivismo propio de estos momentos, de lo que ya sabemos que avisa el manifiesto de Cortes de la Frontera, en su Preámbulo “tiempo de divisiones y de anarquía (que) es propenso á parcialidades en la historia: las pasiones, que en toda extensión obran con imperio, abultan o disminuyen los sucesos según los intereses respectivos…”

 

Así, el citado manifiesto de Cortes de la Frontera (CF), sólo hace una breve alusión a los momentos iniciales, en los que “era su firme adhesión a la justa causa que sostenían los Españoles contra un Tirano que ocupando ya a Ronda, intentaba también subyugar a la Sierra su partido.  Dio el primer testimonio el 2 de Febrero del mismo año al ver llegar a sus calles la caballería dispersa del exército de Sierra Morena: nada le intimidó el susto, y abatimiento que, por todas partes difundía… ¿Pero con qué recursos contaba esta Villa para prometerse un resultado favorable y lisongero? De todo arbitrio carecía: pero todo se facilitaba con los deseos generosos de sacudir el yugo opresor, noble objeto de todas sus miras: desde luego envía personas de representación el Gobierno Inglés en Gibraltar, para proveer de municiones, y pertrechos de guerra, mientras que por todo medio y en el modo más original se prevenían en el Pueblo.”

 

Manifiesto de Cortes de la Frontera (BNE)

 

Me refiero ahora la Manifiesto de Casares (MC), que señala más pormenores de las primeras escaramuzas y nos dice: “estos vecinos tienen la gloria de haberse decidido a  no subyugarse al enemigo, levantarse contra él, e insurreccionar la Sierra: el día 26 (de enero) que llegó a esta villa la noticia de haberse roto la línea de Sierra-Morena el veinte, y caminaban precipitadamente al Campo de Gibraltar…

 

Día 28 de enero (MC)…Se principiaron a recoger en esta villa infinidad de dispersos, oficiales de todas clases, soldados, cuerpos en quadros y muchos caballos se le animó a la reunión manteniéndolos completamente y a los caballos para evitarse pasasen al enemigo y para que unidos con el paisanage pudiéramos rechazarlos….

Día 8 de febrero (MC).- Por disposición de dicho  Sr. Comandante General (Sr. Jacome) fueron remitidos a este pueblo ciento cinquenta potros para que mantuviesen y en caso de aproximarse el enemigo internarse en los montes para salvarlos….

Al referirse a estos días, Gonzalez Peinado nos dice: "el 11 de febrero por la noche llegaron al lugar del Bosque cincuenta y dos coraleros franceses con el objeto de prenderme, según se me avisó por dos confidentes á la villa de Cortes, donde á la sazón me hallaba. lejos de evitar este riesgo, me decidí á esperarlos con el objeto de estimular con el ejemplo, á cuyo fin me encerré en la casa de mi alojamiento con solos seis hombres bien municionados, encargando al sargento mayor D. Melchor de Sás que con treinta paisanos de acreditado valor que me ofreció un sacerdote del mismo pueblo, los acometiese por la espalda luego que viese verificado el ataque en la casa; pero éste no tubo efecto, porque al pasar los franceses por las huertas de Benamahoma, término de Grazalema, fueron atacados por los paisanos de ellas y del pueblo del Bosque, dexando catorce muertos en el campo, y huyendo los demás; siendo este hecho memorable el primer fruto de la insurrección de la sierra, que propagado por toda ella, prendió en los ánimos de sus vecinos el sagrado fuego del patriotismo. Para adelantar este, hice circular por todos los pueblos la noticia de la instalación del Consejo de Regencia, y los puse en estado ya de negarse á dar las raciones que se les pedían desde el quartel general enemigo establecido en Xerez de la Frontera; añadiéndose de día en día los motivos que debían obligar á los pueblos á seguir en primer empeño…"

El MC corrobora esto y sigue relatando: "Día 13 de febrero- Este día con noticias de haber principiado los franceses a internarse por el Brosque y con este motivo sus vecinos haber destruido porción de franceses que pasaron por la Huertas de Benamahoma, el día anterior, a pesar de esperarse un éxito considerable de enemigos a vengar este atentado, se alarmó el pueblo y la villa y decidió no esperar más a declararse por la ofensiva contra ellos, quiso saber el estado de los pueblos y su voluntad en dicha resolución para llevarla adelante… nombró un comisionado que pasase a aquellos con este objeto y presentarse al Brigadier D. Francisco González que se decía promovía la insurrección en algunos, manifestándole la voluntad de esta villa y que contase con quantas personas y riqueza tenia para consumar el intento… (la guerrilla de Cortes) tuvo que retirarse por la extensión que iban tomando (el enemigo) y sin ver al general Gonzalez que se había retirado a la Plaza de Gibraltar a estar con el general Jácome.”
 
GP.- “…asi es que desde Grazalema en 14 del mismo febrero se me avisó por aquellas justicias que iban, sin pérdida de tiempo, á disponer el alarma de los vecinos tiradores, para que estuviesen prontos á la primera orden, y acudiesen á donde se les mandase: novedad tanto mas admirable, quanto que era contraria á las disposiciones anteriores de los ánimos de algunos de sus vecinos como ya he referido… sin embargo de estos lisonjeros principios, nuevos incidentes debían ejercitar mi ánimo, endureciéndolo en el sufrimiento. un hombre fanático, llamado El Pastor, de aquellos que lo esperan todo del desorden, que viven de él, y que calculan su subsistencia sobre las desgracias de los pueblos, se presentó en medio de la serranía esparciendo proclamas, y provocando á la insubordinación con respecto á las autoridades: este tenía una grande influencia entre varios sujetos que se hallaban á la inmediación del comandante general del campo; y como mi carácter y la opinión que habían formado de él los pueblos, era un obstáculo insuperable para sus iniquos planes, trató de destruirlo todo, impidiendo que se enviasen las municiones que incesantemente necesitaba yo y estaba pidiendo, y asi fue que se careció de ellas en los primeros ataques, y no pude conseguirlas hasta el 9 del propio febrero, sin embargo de las eficaces diligencias que practiqué para obtenerlas, comisionando para ello hasta el mismo cura D. Vicente Terreros, después de haber visto que no producían ningún efecto mis continuas instancias por escrito, y por los oficiales que habían precedido á terreros con el mismo objeto; pero tampoco fue este mas feliz en su misión;…

…de forma que fue preciso baxar personalmente con la mayor precipitación á la plaza de Gibraltar con mi mayor general Sás, adonde se había retirado el general D. Adrián Jácome, al qual le informé de la situación en que quedaba la serranía, de las activas providencias que había tomado en ella, y que para romper, solo había falta de armas y municiones; que en los pueblos ardía la santa llama del patriotismo mas exaltado; manifestándole al mismo tiempo la representación que tenía hecha y que si lo tenía á bien, pasaría el expresado sargento mayor Sás con ella á la isla para informar á los Regentes personalmente de quanto se había practicado,  y que esperaba que el gobierno diese los socorros que se le pedían; se conformó el general con esta proposición, dándose por satisfecho de los servicios que hasta entonces había hecho, y pasó Sás á la Isla con la representación, y con recomendación del mismo Sr. Jácome”.

Todo lo anterior fue interpretado por El Pastor (EP) de diversa manera, incluso, como vemos a continuación, sin recatarse de atacar duramente al Brigadier Gonzales Peinado.

Así, nos dice EP: “El mencionado brigadier en su manifiesto que hace á la Nación, queriendo patentizar ser benemérito á la patria en grado heroyco y eminente, á los folios 33 ,34 y 35,… (relata lo que ya sabemos sobre el parecer de GP sobre EP, “un hombre fanático”, etc.. y las razones de su bajada a Gibraltar). Y sigue su alegato: “¡O amados compatriotas míos¡ qual seria mi sentimiento si no pudiese demostraros mi inocencia, y la falsedad con que se produce este señor; estadme atentos. Por el mes de agosto de mil ochocientos y nueve, llegué á esta plaza de Gibraltar con mi familia, después de haber servido á la patria en los términos que expresa mi primer impreso: nunca salí de estos muros hasta el diez de febrero de mil ochocientos diez: no conocía persona alguna fuera de esta Plaza, y que hasta este día me ocupé en instruir á mis discípulos en las matemáticas; siendo esto positivo, es falsa y calumniosa la narración del Sr. Peynado:…, puesto que el diez que fue mi salida por la tarde, pasé la noche en San Roque en la posada de Mateo Vassan gastando mi dinero en dar de cenar á innumerables dispersos y á sus caballos, animándolos para que no se pasasen con los franceses, por lo abandonados que se veían de sus gefes: así pruebo mi inocencia, y ahora paso á demostrar la falsedad de sus palabras… El Sr. Peynado, salió de Algeciras el día seis de febrero y llegó á los Barrios; el siete salió para Castellar; el ocho salió para Ximena; el nueve salió para Gausin, y allí permaneció tres o quatro dias (esto, hasta el 13 o 14 de febrero): ahora pues, si yo fuese hombre literato había aquí una prueba que hacer muy bonita para los hombres dignos; pero yo la haré á mi modo y la entenderán todos. El Sr. Brigadier sienta que el once de febrero fue el primer combate que tuvieron los paysanos con los franceses (y es verdad); luego recibiendo las municiones el día nueve, como dice, no le harían falta para los primeros ataques, en atención que no hubo ninguno antes del once; para recibir las municiones, dice que tuvo que baxar personalmente á la plaza de Gibraltar, y esto fue el día nueve, luego estando este día en Ximena y saliendo para Gausin donde permaneció tres o quatro dias, se advierte no podía ser; según dá á entender, las municiones se las dieron en la Plaza el día nueve, y esto es falso, porque de Gibraltar no se sacaron municiones hasta que los pueblos vinieron á pedirlas, y esto fue á últimos de febrero; sí es verdad que el brigadier Gonzalez tomó, ó compró el nueve de febrero municiones, serian para dexarlas en algún pueblo, y luego se aprovecharían los franceses de ellas, puesto que no había gente entre quien repartirlas, pues todo hasta el once se hallaba muy tranquilo, y los habitantes serranos sin armas; luego todo es un falso supuesto, como también que fuesen los franceses muertos catorce, pues solo fueron tres; otra mas; si á mí hasta el catorce de marzo no me bautizaron con el nombre de Pastor los serranos, ¿cómo me conocía el Sr. Peynado el 6,7,8 y 9 de febrero por el Pastor? ¿las proclamas que dice esparcía yo, estos dias, provocando á la insubordinación con respecto á las autoridades por qué no las inserta en su apéndice? Todo es falso, como también que comisionara el Sr. cura D. Vicente Terreros, para las municiones, puesto que para nada las necesitaba.

 El Sr. cura Terreros siguió la comitiva del brigadier; pero viendo el poco fruto que se sacaba, el hallarse indispuesto, y que los franceses se aproximaban, tomó la determinación de retirarse á su casa, y así lo hizo; el Sr. Brigadier viendo la cosa de mal semblante, hizo junta de generales, (a) y el primer dictamen suyo fue llevarse la comitiva al exército del marqués de la Romana; los demás trataron de irse con otros generales, y se disipó la Junta, y el Sr. Peynado se vino con precipitación á la plaza de Gibraltar; mas no por municiones sino á conservarse: yo quedé cortado por los franceses en las casas del Castaño, donde con sus habitantes formamos una partida de guerrilla, y allí pasé algunos dias con el mayorazgo de aquella posesión D. Pedro Solís, verdadero español y de honrado modo de pensar.

 El Sr. Peynado trató de fomentar la insurrección; pero equivocó su plan, principió por alarmar las autoridades y poderosos con oficios, y como éstos advirtieron que todo el exército que había para su defensa se componía de un brigadier, un cura, tres oficiales y quatro ordenanzas, lo que hicieron fue buscar traza para quitárselos de encima; en unos pueblos alarmando la gente contra ellos, y en otros mandándole recados al Sr. Peynado, de que los franceses venían á prenderlo, así lo asegura el brigadier en su manifiesto, de que los franceses del Bosque venían á prenderlo. Yo que observé toda esta trama no buscaba las autoridades y poderosos, sino á los pobres que seguramente obraron con mucha nobleza, desalojando á los enemigos de su suelo, sin otros auxilios ni socorros que sus brazos; pues aunque fueron socorridos al momento con todo lo posible por la generosa nación Inglesa, nadie les puede quitar la gloria de haber principiado los combates con los franceses, con sus propias armas, siendo la mayor parte palos y escardillos: ¡infelices dignos de ser tratados de otro modo que se les ha tratado y trata¡”.

Ante tan dispares opiniones y mutuas descalificaciones, habrá que estar a las opiniones de las otras tres partes: Cortes, Casares y Serrano Valdenebro, que se decantan por el Brigadier Gonzalez.

Sigamos con el relato de lo acaecido en el mes de febrero de 1810.

Recordemos  que Serrano, después de su caída en Santa Olalla, permanece cincuenta días entablillado y ante el fracaso de la cura, es obligado por el de Alburquerque a venir a su naturaleza a reponerse, lo que sucedería en los últimos días de enero o primeros de febrero. Y nos dice: “Encontré la sierra alborotada. Era el canal de la dispersión de los exércitos. El enemigo retardaba su aproximación; pero invitado por Ronda, adelantó sus partidas, y el mismo José Bonaparte vino á ella á recibir sus inciensos”. Y, a continuación, nos indica que “Rezeloso de los enemigos, al aviso de que marchaban de Ronda para venir á Gausin, donde residía, abandoné mi casa y familia y me retiré á unos bosques intrincados á aguardar el resultado. Allí estuve oculto unos ocho dias, sin saber cosa alguna porque todos recelaban venir á buscarme. ¡Tal era el terror que había introducido el enemigo¡”. Calculo que, después de su vuelta, Serrano estuvo en Gaucín hasta aproximadamente el 19 o 20 de febrero, refugiándose en la finca de su amigo Garcés en Cortes de la Frontera, hasta la madrugada del día 1 de marzo, donde lo encontraremos en el próximo capítulo de este trabajo. En este plazo ocurrieron los siguientes avatares.

MC.- Día 20 de febrero.- Habiendo huido los soldados que cuidaban los potros por haberse internado los franceses en la Sierra, y muerto muchos, mandó la villa ponerlos en las inmediaciones de la fuente Santa, monte de esta jurisdicción y sito escusado a los enemigos.

MC.-Día 24 de febrero.- Mandó la justicia pasar los potros a los mas oculto de la Sierra Bermeja, para librarlos de los franceses luego que se los reclamó el general que estaba en Ximena, contestándole que habían existido en la fuente Santa pero que se habían esparcido luego que los soldados que los custodiaban se hubieran ido con la venida de ejercito francés.

MC.- Día 25 y 26 de febrero.- En este día se rompió el heroico encono que  encerraban estos habitantes, en sus pechos contra el enemigo y la impaciencia de declararse contra él…

MC.- Día 27 de febrero.- En este día salen de la Asedía a los montes en busca de D. Javier Brabo, subteniente del ejército y comandante de honrados que tenia guardada las municiones, y en estas operaciones tienen noticia de lo acaecido en los de la villa de este término con treinta y seis franceses que salieron de la villa de Gausin. Quando esta porción de casereños estaba encendida en venganza contra los enemigos, por la parte de levante: otros principiaban la acción grande y memorable de este día origen de la insurrección…

Salen de Gaucín treinta y seis franceses entre ellos nueve de caballería en busca de la potrada, que presumían estaba en la fuente Santa… pasan el río por la boca del rancho, monte de la Duquesa de esta jurisdicción, siguen el carril hasta el puerto de Palomas (donde esperan a los franceses) … llegan estos y 7 no encuentran a la potrada y siguen hasta la Alcaria del Naranjo y de allí a fuente Santa y no encontrando los potros caminan al puerto del lentisco para Genalguacil, vega de los arneses, bodegas de Benaestepar, hasta que son tiroteados en la cuesta del Genal… el capitán de los franceses hace venir al regidor Juan Santos para que intimide a la partida, lo que no consiguió… se retiran los franceses hacia Benarrabá, se equivocan de camino pues bajaron por el molino de Cosar y volvieron a la majada del lentisco por una trocha siendo sorprendidos por las gentes de Casares que desplegaron su furor…” Se detalla con minuciosidad la muerte de toda la partida de franceses por las guerrillas de Casares, Genalguacil, Jubrique y Benarrabá. “Perecieron todos exepto uno que murió en Gausin al dia siguiente 28” tomándoseles caballos, armas,  maleta y quanto tenían… El resultado de esta tan extraordinaria acción fue la sublevación de la Sierra, que provino únicamente de ella, pues que de los movimientos parciales anteriores de algunos pueblos no se siguió la revolución y comprometimiento general de ellos como de esta acción”.

Dia 28 de febrero (MC): “Algunos casereños concurrieron a desalojarlos de Gaucin, con los demás serranos y otros, trageron a esta villa noticias de lo acaecido en sus montes y sorpresa de Gausín: con lo que se buscan armas, despachan avisos por el término y haciendas, y alarmado el pueblo y abandonadas sus labores, abanza a Gausín el 28 en la noche en numero de mas de setecientos hombres, de todas edades y estados, armados de todas clases de instrumentos y palos”.

Fray Sebastián de Ubrique tampoco se extiende en la descripción de los primeros días de la insurrección. Nos dice: “El núcleo principal de las fuerzas francesas se dirigió por Olvera a Ronda, que ocuparon en combinación con el ejercito francés de Málaga. En febrero estuvo en Ronda el rey José Bonaparte. Importaba a los franceses mantener expeditas las comunicaciones entre Málaga y el ejercito francés de mariscal Víctor, que sitiaba a Cádiz; y por esto, establecidos en Ronda, Ubrique, Gaucín y Jimena, intentaban la rendición total de la Serranía, circulando ordenes en este sentido a todas las villas. Los favorables sucesos de Jenalguacil y Jubrique alentaron a los serranos, y se pasaron órdenes invitando a Benaojan, Grazalema, Ubrique, Benaocaz y Villaluenga para su coalición contra los franceses"

Pero volvamos al detallado relato de GP

Los enemigos que supieron la insurrección de la serranía, y que no ignoraban la falta de armas y de municiones que experimentábamos, aceleraron su marcha para penetrar en ella (el día 22 de febrero, como sabemos por el Manifiesto de SV), hasta en número de cinco mil hombres, que en Gauzin se dividieron en quatro secciones ácia Ximena, donde establecieron su quartel general, Los Barrios, y S. Roque, desde cuyo punto enviaron un grueso destacamento de caballería á la ciudad de Algeciras, del qual, quedándose á su vista, destacó su comandante dos individuos á la expresada ciudad á pedir raciones, pero habiendo muerto un patriota, cuyo nombre ignoro, á uno de los dos de una puñalada, huyó el otro, retrocedió el destacamento.

Mientras esto sucedía en Algeciras, otra porción de caballería enemiga se dirigió ácia la línea de Gibraltar, de la qual fue rechazada por algunas tropas que salieron de la plaza españolas é inglesas, y por los fuegos de algunos buques que se aproximaron á la costa.

Al mismo tiempo que esto pasaba en el campo, el pueblo de Genalguacil ayudado del paisanaje de Casares, batió y dio muerte á una partida de treinta y dos franceses, que de Gauzin se habían destacado ácia la Dehesa del primero para recoger unos potros que había en ella; y entusiasmados con estos hechos tan lisonjeros los demás pueblos de la serranía, por un movimiento unánime, espontáneo y rápido, se arrojaron intrépidamente sobre todos los enemigos que había en ellos, obligándolos á abandonarlos, y desistir de su temeraria empresa.

En este estado de cosas y debiendo volverme á la sierra pedí al comandante general algunos oficiales, y me designó al Brigadier de la Real Armada D. Manuel Torres Valdivia y al Coronel D. Josef Valdivia, con los quales y otros subalternos volví á Gauzin, llevándome también algunas armas.

Entretanto  que tomaba mis medidas en este pueblo y en el de Benarrabá, para continuar las operaciones, seguía en la Isla el mayor Sás los pasos de su comisión, siendo el único fruto de ella las cartas que me dirigieron los sres. Castaños y Lardizabal con los mas encarecidos elogios, considerándome acreedor á los mayores premios que me ofrecían, como se ve por sus copias insertas en el apéndice desde el número 8 al 11:

El citado dum. 8 dice:

Isla de León 24 de febrero de 1810: mi estimado González, con la carta de vmd. Sin fecha he recibido la representación que incluyo, y en consecuencia el Supremo Gobierno toma las medidas convenientes á fin de cortar los males que nos amenazan por todas partes, siendo muy laudables los servicios y fatigas que ha sufrido vmd. En obsequio del mejor servicio del rey, pudiendo vivir persuadido que S. m. premiará como es justo sus tareas y patriotismo:
 agradezco las finas expresiones de mis amigos D. Sebastián y D. Josef  Moreno, como también las de la parienta: tanga vmd. La bondad de devolvérselas con el mayor afecto de su seguro servidor=Castaños.

Continúa GP: “pero ¡qual sería mi sorpresa al recibir los avisos que me daba Sás en una suya¡ en ella me decía; lo primero; que en la entrevista que tubo con la Regencia esta lo había desahuciado absolutamente de todo auxilio de tropas, reduciéndose sus ofrecimientos á solo algún dinero; lo segundo: que nada le contestó sobre armas y municiones, sin embargo de ser punto el mas esencial, urgente é indispensable; lo tercero, que habiéndosele mandado volver al día siguiente, como lo excutó, se le remitió á la secretaría de guerra para que en ellas supiese la resolución de S.M., y que habiéndolo hecho así, solo pudo saber, que se había dirigido la contestación por el correo en la noche anterior; sin conseguir otra cosa, después de varias visitas al Ministro de la Guerra, sino palabras insignificantes de este Sr., ninguna providencia, y menos esperanzas de obtenerlas; con esta indiferencia se miraba la suerte de unos puntos tan interesantes, y los costosos sacrificios de tan distinguidos patriotas, desamparándolos á sus propios y cortos recursos. Convencido el comisionado por esta experiencia del ningún fruto de sus instancias, lleno de desengaños y sentimientos, dio por concluido su encargo, dé un modo que solo podía ser creíble en los tiempos en que el gobierno español hacía profesión de ser arbitrario é indolente, ms no en la época en que está prometiendo reformas saludables en todos los ramos, y abandonar para siempre el camino de las rutinas, tardío, vicioso y destructor.
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…mientras que asi se obraba en la Isla por el gobierno, continuaban los restos fugitivos de los exércitos derrotados, atravesando los países de la serranía, difundiendo por todas artes el terror; y es muy doloroso que tengan recordarse aquí unos hechos tan escandalosos, siendo lo mas sensible y notable, que eran indistintamente de todas clases y grados los que se veían huir; ya los unos precipitadamente ácia la plaza de Gibraltar para guarecerse baxo su canon, ya otros disfrazados de paisanos ocultarse en los pueblos de la sierra, y aun otros mas cobardes internarse en lo mas espeso de los bosques. todo era, pues, confusión, desorden y malos ejemplos, que aumentaban el terror y todo género de vacilaciones, las quales se propagaban mas y mas por la conducta pérfida de algunos sujetos que se complacían en derramar por los pueblos la desconfianza, y en disuadirlos de las medidas de defensa que yo les proponía; teniendo en esto una parte muy señalada para que se consigne en la historia su execración, el teniente Coronel del regimiento provincial de Ronda D. Fernando de Aguilera y Espinosa, quien desde luego se declaró por el partido francés, asi como mucho antes lo había hecho el Corregidor de aquella ciudad, extraviando el ánimo de algunos de los individuos mas principales, de la senda del honor, haciendo que esperasen las fuerzas francesas, antes que someterse al legítimo gobierno español.

… a poco tiempo el gobernador francés que establecieron en Ronda, trataba, por un oficio que dirigió á los habitantes de Benadalid, de atraerlos á su partido, para lo qual les ofrecía grandes recompensas, especialmente si colgaban á los que llamaba brigantes. Pero la sublevación estaba ya hecha, y el fuego eléctrico del patriotismo, se había comunicado á todos los ángulos de la sierra, sin que lo estorbasen las proclamas que se esparcieron por aquellos dias desde Ronda, y en las que se convidaba á los habitantes de la sierra para alistarse en compañías de escopeteros de montaña, y entrar luego en el cuerpo de gendarmería. para contraponer á estas medidas subversivas del buen orden, y que tal vez podían influir en la resolución de los pueblos, circulé otra proclama para todos los de la serranía, en la qual decía, que pues estaba declarada la insurrección de defensa, tuviesen entendido que los que no se uniesen á la buena causa, serian reputados como traidores á la patria: que mi quartel general se hallaba establecido en la villa de Gauzin, donde se suministrarían quantas municiones y auxilios se necesitasen: que se hiciese entender á todos los ciudadanos, que debían estar sometidos á solo las autoridades legitimas, y que el que faltase á ello sería castigado con el mayor rigor; pero al mismo tiempo, que si estos tuviesen que deponer alguna cosa contra las mismas autoridades, lo hiciesen presente al comandante general y se les oiría en justicia. a estas disposiciones siguieron otras militares, ya para metodizar los cuerpos, acuartelándolos para su mejor disciplina, ya destinándolos á cubrir los principales puntos y avenidas, para asegurar la carretera y toda comunicación entre unos y otros, formalizando los alistamientos, y levantando guerrillas volantes en cada pueblo, estableciendo también en cada uno depósitos abundantes de municiones de guerra y boca (armas, pólvora, balas y demás pertrechos/víveres y forrajes para hombres y caballería) aprovechando para ello los arbitrios y víveres que los pueblos habían ofrecido, asi como los caudales destinados para sus socorros; que los de las guerrillas debían ser crecidos, pero precarios; es decir, que solo durarían el tiempo que aquellas estuviesen sobre las armas, y que se trataría de formar un fuerte cuerpo de tropas con los dispersos y provinciales del país tomando armas de Gibraltar, para apoyar a los paisanos."

Así, pues, la situación en la Serranía a finales de febrero, responde a este esquema panorámico: El ejército francés en toda la zona, en su intento de avanzar hacía el Campo de Gibraltar y fijando su cuartel en Jimena; los pueblos, haciendo innumerables esfuerzos, esporádicos y a la desesperada, pero, en definitiva, desordenados, bajo la dirección del Brigadier Francisco Gonzalez Peinado.