VII.- NOMBRAMIENTO DE SERRANO COMO JEFE Y ACCIONES POSTERIORES: TERCERA OCUPACIÓN DE GAUCÍN- Imprimir
Escrito por Salvador   
Jueves, 21 de Agosto de 2014 12:08

 

 

 

Ya sabemos, por el propio González (apéndice Núm. 20) que Jácome le notificó en oficio del día 19 de marzo de 1810 el nombramiento del “gefe de esquadra D. José Serrano Valdenebro para tomar el mando de tropas y cuerpos de patriotas de la Sierra”.

José Serrano Valdenebro había nacido para mandar. Y para ser obedecido, con aquiescencia de todos. Ya lo he resaltado en mi libro “Gaucín: 1742-1814” y lo estamos viendo en estos episodios de la ocupación francesa de Gaucín, como ya tenemos noticias, al ser requerido y aclamado por los pueblos de la Serranía como su jefe natural, en los primeros días de marzo de 1810.


De las cualidades de Serrano para comandar la resistencia, nos da cuenta el   Manifiesto de Cortes:

“Su imaginación fecunda en sabios proyectos le suministraba los mas adecuados para la libertad y defensa de unos pueblos, que le habían proclamado, y le idolatraban: ¿Y quien sino la predilección a su patrio suelo le hubiera reducido a tomar un mando de figura solamente, faltándole armas, municiones, tropa, y gente armada con todo género de auxilios? Arduo empeño a la verdad, y solo capaz de arrostralo el General Valdenebro: nadie mejor que el conocía las ventajas del terreno, y el modo de hacer defensible e inconquistable la Sierra…

Las primeras medidas que adoptó –continúa diciéndonos el Manifiesto de Cortes-: que “cubrió las avenidas mas esenciales de Ronda y de Grazalema con partidas que mandó levantar, a las que agregó otras de tiradores de profesión: en dos gruesas, porciones de gente armada fueron repartidas: las de Cortes, y destinadas a ocupar los puntos mas arriesgados y expuestos: la de Tiradores al mando del P.Fr. Alonso Dueñas, Religioso de San Diego, y de su segundo el Presbítero Don Juan Peralta se estableció en Montejaque, y la otra se reunió a la …

También hemos relatado, con GP, que “Arreglado todo en estos términos, verifiqué mi salida de aquella ciudad en la tarde del 25”. Deberá entenderse que se trata del día 15, pues dice que se entretuvo en Ronda tres días, desde el doce que fue la ocupación. Y continúa: ”habiendo dispuesto que en el mismo día saliese para Estepona el coronel Valdivia con el objeto de alarmar aquellos pueblos de la costa, adelantándose con su gente ácia las alturas de Málaga, protegiendo con sus movimientos por mi flanco derecho los mios, con el fin de buscar y batir á los enemigos, para cuyo intento había ya adelantado mi vanguardia hasta Cañete al mando del bizarro capitan del regimiento de Montesa D. Lázaro Sierra, y del teniente de infantería de Alcalá D. Francisco Ponce, los quales tomaron posiciones ventajosas en el expresado pueblo. En la mañana del 16 encontraron sus descubiertas á las del enemigo, y habiéndose trabado acción entre ellas, fueron arrolladas y perseguidas hasta la venta de Teva, y las nuestras tomaron nueva posición en las alturas que dan vista á la expresada venta.

Por su parte, el doc. Núm 19 de GP, contiene esta prevención de intendencia:

“Ronda y 17 de marzo de 1810=Sr. D. Francisco González=Muy Sr. Mio de mi mayor aprecios: consiguiente á lo dicho en esta noche por la posta, nada ocurre de particular, y sí van 640 hogazas de dos libras de pan y 640 raciones de carne, con una oja de 35 libras de tocino de las quales se darán las raciones y quedan 15 libras para mañana asimismo llevan quatro cargas de vino, que es quanto por ahora ocurre: van á salir los diputados para Gibraltar, y estoy proporcionando lo que necesitan para su marcha, y entretanto queda de V. su afecto servidor Q.S.M.B. Juan Rodríguez Cedeño.

Continuemos relatando los acontecimientos y dejemos constancia de que el nombramiento de SV fue acogido disciplinadamente por GP, quien nos dice:

“Aquella noche, esto es, el 22 de marzo llegué a Cartagima, en cuyo pueblo recibí el oficio que va señalado con el número 20, en el que se me avisaba haber conferido la regencia el mando de la Serranía al gefe de esquadra D. José Serrano Valdenebro, á cuyas órdenes debía quedar yo, lo que me fue de la mayor satisfacción, tanto por el justo crédito que aquel general se merecía, quanto por el mal estado de salud en que me hallaba, con necesidad de repararla… Tal era el estado que tenían los asuntos y armamento de los pueblos de la Serranía, quando se me relevó de su mando. Estoy muy lejos del menor resentimiento porque se tomase esta medida: antes por el contrario seré siempre agradecido á quien relevándome del pesado cargo de la responsabilidad, me dexó la apreciable satisfacción de ser útil á la gloriosa causa que había emprendido y seguido hasta entonces con tan conocidas ventajas. Los pueblos, testigos fieles é imparciales de mi conducta, de mi desinterés, de mis desvelos y fatigas me hacen justicia, distinguiéndome con su concepto y aprecio.”

Sin embargo, parece achacar su destino a los rencores internos. Así, nos relata:

“Entre tanto, yo que los amo agradecido, miro con desprecio toda intriga y sus miserables satélites. No trato de censurar la conducta de la gente de la Sierra ni disminuir su valor, quando refiero sencillamente sus hechos, tales quales sucedieron. Testigo de todas sus bizarras acciones, sería injusto sino confesara que en sus dispersiones tuvo mas parte la intriga que el miedo, que jamas conocieron, y siempre tenía este resultado; aunque no dudaba, que la constancia y la costumbre los familiarizaría con los riesgos y las maquinaciones, y producirían algun dia las grandes ventajas que debe prometerse la nacion toda de tales principios.”

Y resurge con virulencia su enfrentamiento con El Pastor:

“Como encargado ya del mando el general Valdenebro podía yo dar algun alivio á mis males y algunas treguas á mis pasadas fatigas. Después de haberle entregado el mando y enterándole de quanto fue conducente para la continuación de las operaciones, me retiré con su permiso á la ciudad de S. Roque á restablecer mi salud; pero solo ocho días permanecía en el descanso, si puede serlo para mí la ociosidad; pues habiendo los enemigos penetrado hasta Estepona, después de la nueva ocupación de Ronda, me mandó el comandante general del campo, que reuniendo á mis órdenes la partida, que mandaba el teniente coronel D. Manuel Hector, y la del Pastor que consta de 500 hombres, atacase á los enemigos en Estepona, y los arrojase de aquel punto, mas esto no pudo verificarse, porque léjos de unirseme el Pastor, como se le había mandado, se fue de motu propio á Ximena; tan distante estaba éste hombre revoltoso de reconocer ninguna superioridad, mucho menos quando se denominaba comandante general de la serrania y demas pueblos circunvecinos, por aclamacion, y por la regencia del reyno:….. el cotejo de estos documentos con los demas, que están citados é insertos en el apéndice,  prueban quien tuvo á su cargo el mando de la Sierra hasta el 19 de marzo: quien le sucedió en él por disposición y órden de la regencia: quien alarmó á los pueblos: quién aclamaron y reconocieron por su gefe. A tales extravíos conduce la emulación de los mal contentos, que siendo siempre cobardes por constitución y principios, no se atreven por sí á dar la cara, y se valen de estos hombres abominables que venden su nombre á cualquiera precio, con tal de sonar entre los que no los conocen, y usufructuarse de la sangre de los incautos, á cubierto de los títulos pomposos con que pretenden decorar sus rapiñas. Tal fue la conducta de este hombre delincuente y revoltoso, que obligó al general Valdenebro, á tomar las medidas mas serias contra su persona, quales se demuestran por el orden que me comunicó para su prision, y va señalada con el número 24; pero era tal la conocida protección que le dispensaban en el campo, que obligó al general Valdenebro á hacerme las prevenciones que contiene su oficio número 25. Entre tanto por estos motivos se entorpecían muchas operaciones, se malograban otras, y se desconcertaban los planes mejor combinados; disgustando los ánimos todos, entibiando muy sensiblemente el entusiasmo; y resintiéndose de divisiones y partidos los pueblos, que hasta entonces no habían formado sino una solo familia sosteniéndose mutuamente en todo tránce; aunque con todo no dexaba cada uno de llenar sus respectivas obligaciones en los lances mas apurados.”

Relata González las posteriores acciones en Montejaque y Benaojan (4 de abril) y sus gestiones ante la regencia pidiendo tropa y municiones… “para persuadir al gobierno la importancia de la empresa de los serranos, y la necesidad de que se mirase con alguna seriedad su adelantamiento” y nos dice:

“En 23 de abril se quexaba Valdenebro en carta que me dirigió desde Gauzin, que por momentos se propagaba el desorden por los pueblos, en los quales no se encontraban sino ladrones, faltandole ya las fuerzas para oir tantos clamores de palabra y por escrito, y por lo tanto echaba de menor 1500 bayonetas, cuyo envio me recomendaba: que lo activase con el general del Campo, procurando persuadirle que no se debia tratar de dividir las tropas, cuyo desconcierto nacía en parte de la proteccion que todavía se le dispensaba al llamado Pastor, el qual aun por este tiempo lograba proteccion, y tobo medios para interceptar los mejores caballos que yo había hecho recolectar para Algeciras. De tal manera se hizo perjudicial la existencia de este hombre, cuyas ideas principales eran entorpecer la formación de cuerpos, abrigando en su faccion á los dispersos, que obligaron al general Serrano Valdenebro á prevenirme lo que ya queda notado en su oficio nº. 25, debiendo por lo mismo dirigirme en derechura á Ximena para hacer una intimación sobre el restablecimiento de las autoridades, que habían destituido por instigaciones del mismo Pastor. Todo esto no era otra cosa que dividir las atenciones; tanto, que quanto mas nos afanábamos en adelantar la sagrada causa, otro tanto perdía esta por otra parte, por la obstinada predileccion con que se echaba mano del Pastor, como si de propósito se hiciese asi para desorganizar las operaciones militares de la guerra. Asi sucedió, que para perseguir á aquel hombre malvado fue forzoso destinar tropa, de cuyo objeto hubo que desistirse después para otras atenciones de mayor importancia, como me lo previno el general Serrano en su oficio de 26 de abril señalado con el nº. 26. Para ocurrir á tan privilegiado objeto solicité del comandante general del Campo, que se pusiese á mi disposición el batallón de voluntarios de Valencia de Alburquerque. No se me concedió este socorro; mas, sin embargo, parecía que el entusiasmo y valor de los serrano se sobreponía a todas las dificultades para despreciarlas.

Retomo el relato de los hechos, de la mano del Manifiesto del General Serrano Valdenebro, con apostillas del de González Peinado.

Nos dice SV, mero espectador de la toma de Ronda por GP:

“Ufano González con la retirada del enemigo salió de Ronda envuelto entre patriotas: se adelantó á Cañete, y atacado por su caballeria, se vió precisado á retroceder a Ronda, en donde fue sorprendido, y se salvó como por milagro. Se retiró á San Roque á tratar de refuerzos, dexando la sierra á arbitrio del enemigo. Vienen entretanto las órdenes de la Corte confiriéndome el marido supremo con toda la plenitud de facultades para obrar en su defensa.

En el momento se despacharon reglamentos para la formación de cuerpos de patriotas; se nombraron y patentaron sus caudillos: se dividió el territorio en cantones, nombrando para cada uno su comandante principal; se trató de levantar el provincial de Ronda: promover el esquadron, que ahora es franco de Ubrique; surtir de armas y municiones a toda esta milicia; y señalar apostaderos para contener las salidas de Ronda en todas las direcciones de la sierra, quedando en los posible en lo posible cubierta de sus invasiones. Los pueblos de pro sí proyectaban en su defensa. Alistaban; acopiaban; hacian cortaduras, y quanto les sugeria su buen deseo para oponer escollos al enemigo. Para desbaratarlos hacia frecuentes salidas contra Benaojan, Montejaque y Grazalema, pueblos de su cercania, con varios sucesos; pero siempre perdiendo gente. El Campo envió aquí los cuadros de Velez – Málaga y la Corona; pero faltando todos los recursos para fomentar su reunion adelantaron poco. Vino tambien el brigadier González para servir en calidad de segundo.

Reforzado poderosamente el enemigo, se obstinó en someter estos pueblos. Empeñó muchos combates; fue rechazado; entró al fin de Grazalema: incendió su famoso templo y muchos edificios; se sometió forzadamente, y faltándonos tropas y medios para cubrirlo se ha mantenido en un género de neutralidad, ó precaria sumisión al enemigo. Revolvió contra Montejaque y lo obligó á capitular. No así á Benaojan, que dista de él un escaso quarto de legua, interpuesto con espantosas sierras. Por Montejaque tomaron, las alturas, y con gruesos cuerpos embistieron de sorpresa por las avenidas. Los patriotas, sin volver la espalda evacuaron el pueblo, que incendiaron enteramente, pues solo dos casas se registran ilesas. Sin embargo, en aquel triste caso, los rechazaron y persiguieron hasta Ronda. A pesar de esto, sus habitadores viven en la población, en la que rebosa la alegría, haciendo alarde de su desgracia. El enemigo ha repetido sus esfuerzos para allanarlo; pero ha sido batido y perseguido hasta meterle en Ronda. En una de estas mataron á sus puertas al gobernador Bausain al salir orgulloso á rechazar á los brigans. ¡Así nombran á los defensores de la patria¡ Sin otras murallas que los pechos de los naturales, ha sufrido Benaojan 53 combates, siempre con ventaja, rechazando y persiguiendo con gloria á sus agresores. ¡Con quanta razon debera llamarse, la Numancia de la sierra¡ De esta escuela, aun mas famosa que la Tocino, han salido muy buenos guerreros. El teniente Luque, gefe de la guerrilla del general, que está haciendo tantas proezas en la costa, tuvo aquí su aprendizaje. El teniente Aguilar, comandante principal de aquel canton, es como el quartel maestre general de aquellos recintos. Ha capitaneado todas estas funciones, desempeñando muchas salidas de comision, siempre con suceso. Lo hace muy recomendable su patriotismo. Ha sacrificado una poderosa casa de labranza: ha despreciado con bizarría los lisonjeros ofrecimientos del enemigo; y en el encuentro de Leche perdio dos hermanos, mozos de gran valor, que combatian á su lado; méritos que deben llamar la atención del gobierno. Montejaque sostenido de partidas de tropas que remití, y armamentos para sus patriotas, sacudió el yugo, y se posta con la misma firmeza, que Benaojan.”

González Peinado nos relata las escaramuzas de Becerra en Cuevas, Setenil, Grazalema y los destrozos causado al enemigo que se retiró a Ronda con sólo catorce hombres.

“Todos se condujeron en esta accion á satisfacción de Becerra, según su parte, especialmente el 1º y 2º comandante de Gauzin, el 2º de Cortes; y el sargento retirado Josef Fajardo, haciendo tambien honorífica mención de los soldados Gregorio Valiente (alias) Puñaladas, y Francisco de Flores, que acreditaron su intrepidez, y fueron de los que mas daño hicieron al enemigo”.

También nos relata el atosigamiento de Ronda, después de que el día 2 de mayo dispusiese Valdenebro atacarla, como los dirigidos por José de Aguilar y Juan de Dios Romero, el comandante de Partida de Genalguacil, que hubo de retirarse y acudir “con la velocidad del rayo á auxiliar á las partidas de los pueblos de Garragima, Paraura y Pujerra, las quales se hallaban atacadas y perseguidas por la caballería francesa, habiendo logrado rechazarlos, en cuya acción perdieron mucha gente y caballos”.

Como todas las partidas estaban colocadas en debida proporcion para auxiliarse recíprocamente, distrayendo de este modo la atención del enemigo, sucedía que quando este atacaba un punto, descubria otro ene. Qual lograbamos mas ventajas: así fue que atacados y sostenidos los unos por los otros, Aguilar, Quirós y Becerra y todas las demas partidas que circunalaban las alturas de Ronda á las órdenes del teniente coronel D. Manuel Hector, se vieron los enemigos encerrados en aquella Ciudad, la qual no pudiendo por entonces ser atacada, ordenó la retirada de partidas el mismo Valdenebro, cuya quebrantada salud le obligó á encargarme del mando, retirándose á Gauzin y yo con la gente á Alpandeire, según sus órdenes, en cuyo pueblo recibí los correspondientes partes detallados de todos estos sucesos, de los quales solo fue un mero espectador al lado del general, pues habiendo llegado de otras comisiones aquella mañana al campo de batalla, no me permitió el general tomar parte activa en ella, á pesar de mis repetidas instancias; siendo la total pérdida del enemigo en este dia de 17 muertos y 52 heridos, y muy inferior la nuestra.

Hallándome el 4 del propio mayo en Alpandeire, recibí aviso del general Valdenebro para que me trasladase á Gauzin donde el se hallaba. En el mismo pueblo estaba también el brigadier Moreti, el qual quiso, baxo el título de mayor general de que se revestía sin que se hubiese comunicado órden alguna para ello, abrogarse el mando por indisposición de Valdenebro no obstante mi expreso nombramiento de su segundo que consta del documento número 27. Queriendo aquel oficial deber mas á sus pulmones que á su razon, todo lo reducía á voces, sosteniendo una obstinada disputa, de la qual nos sacó muy luego la noticia positiva que recibimos de que los enemigos nos atacaban con grande fuerza; desde cuyo momento se templó su entusiasmo y ardor patriótico; y siendo forzaos partir entre los dos los riesgos y las atenciones, prefirió Moreti de motu propio el ir á todo escape al campo de Gibraltar á solicitar municiones, de que careciamos, mientras que yo me adelantaba á batirme con los enemigos cortándose asi amistosamente nuestras diferencias, y haciendome esperar el mejor resultado de su comision, su conocida actividad en casos semejantes, tan acreditada en Badajoz, Lisboa, Evora y Malaga.

Dejemos, por el momento, a González y retomemos el relato de Serrano Valdenebro:

“Embravecidos los serranos con algunos pequeños favorables sucesos viéndose con armamentos y en algun modo arreglados, me pedian impacientes les proporcionase una ocasión de estrellarse con el enemigo. Los Barrios de Ronda estaban abiertos. La ciudad mal cerrada. E informado que su guarnicion no era numerosa, pensé sorprenderla, y para esto la tarde del 2 de mayo reuní en los llanos de la fuente de la Arena todas las partidas con sus gefes y algunas guerrillas de tropa. Las formé: les expliqué mi intencion, que oyeron con alboroto, y puestas las divisiones con sus guias competentes marcharon á la hora señalada; pero al llegar al barrrio de San Francisco empezaron á titubear, y advertido de esta novedad, mandé no se empeñasen, contentándome con que rodeasen el recinto y tirasen algunos balazos, retirándose á las alturas sin exponerse. Los patriotas se estrecharon mas de lo que debian. Llegó el brigadier González. Yo me hallaba acometido de un fuerte calentaron. González me forzó á retirar la gente porque nos convenia conservar las municiones.

“Al llegar á Gausin encontré al brigadier Moretti, que venia de Gibraltar, donde residia el general del Campo, á tratrar sobre pretensiones de dependencia. Mis credenciales estaban tan terminantes que no dexaban duda; mas para cortar entorpecimientos, me allané á la dependencia mientras la Corte decidia. Traía oras pretensiones irritantes, lo que causo disgustos con González. La invasión de los enemigos por Ronda las cortó. Reforzados considerablemente salieron el 5 de mayo con una division de 5 mil infantes y muchos caballos; arrollaron las avanzadas, y después de una firme resistencia que les costó mucha gente, entraron en Atajate, que redujeron á cenizas. Pasaron á Banadalid, bien contrariados, y quasi hicieron lo mismo. Avanzaron á Algatosin, y fueron detenidos dos días pro el fuego de los patriotas.

"Mas apuradas las municiones fue preciso ceder, y el 8 de mayo entraron en Gaucín. A la salida del enemigo de Ronda me hallaba postrado en la cama. Las contestaciones de Moretti con González agradaban mi mal, y no tuve otro medio de cortarlas, que invitarlos á acercarse al enemigo, para lo que pedí mis notas, sin embargo de que mi situación me disponia mejor para pasar al sepulcro que á combates. Su propio carácter los reprimió, y Moretti se ofreció á facilitar de la Plaza las municiones, que tanto necesitábamos, á que partió en el momento, bien que no han llegado; y González se adelantó al carril á animar los patriotas. A mi me sacaron con gran trabajo sobre haldas de paja, trasladándome al coto del Genal, media legua de Gausin, á traves del real camino. González, viendo el cuento mal parado, retrocedió- á Montenegral, tres leguas de Gausin, de lo que advertido, me irrité en extremo, á lo que contribuiria mi accidente demasiado agrabado. Le hice volver, y juntos en el coto, estando ya el enemigo sobre Gausin, resolvieron conducirme á Casares, dos leguas del puesto fuerte que daba esperanza de defensa. Este movimiento se hizo de noche sobre barrizales, malísimos caminos, y sufriendo un gran temporal de agua. En esta comedia representaba mi papel montando sobre un mulo, en unas grandes xamugas, amarrado, con dos patriotas á las bandas, alumbrando otro el camino con mechones de esparto.

"El enemigo se mantuvo en Gausin hasta el 11. Era crudísimo el tiempo. En Casares se puso sobre las armas aquel valiente paisanaje. Se le reunieron las tropas, las de los cuadros de Velez y la Corona, y se trató de incomodarlos en su retirada. Le observamos cuidadosamente. El 11 salió por el carril, camino de Ronda; pero á la legua escasa ladeó para Córtes, dos leguas al traves á la izquierda, y con esta noticia hice marchar aquel grueso, dando el mando á González, ordenándo le pasase el rio Genal por el molino de Alamo, subiese á la carretera por Algatosin ó Benarrabá, la corriese hasta Atajate, previniendo á aquellos pueblos y á los cantones de levante velasen sobre el camino; que baxase á Ximera, pasase el Guadiaro por su barca, se encampanase á Benaojan, y que de acuerdo con Aguilar tomase posición, en la inteligencia, de que el enemigo precisamente habia de pasar por allí para atravesar por el ponton, ó al ventorrillo, estrechándolo en aquellos terribles pasos, en donde llegó en efecto, hambriento, lleno de agua, descalcez, cansancio y sin municiones, que al acercarse á Benaojan pedia la paz. Si González hubiera marchado con mas resolucion, ó menos torpeza, se hubiera hecho famoso con la derrota de la armada mas poderosa que habia entrado en la sierra. La lentitud le dio lugar á que desilase anteponiéndose. Pasó la barca. Subió a Benaojan. Ya el enemigo estaba en Ronda. Volvió para Córtes, donde pasó una noche, causando los patriotas no poco daño al vecindario, después del incendio que habia sufrido del enemigo, quemándole la iglesia y ochenta casas. De allí marchó para Ximena, cinco leguas atrás, donde despidió la gente; y pasó á San Roque á reposarse de las fatigas de la campaña.

 

NOTA.- Retomo el estudio de los avatares de la ocupación de Gaucín, por parte de los franceses (1810-1812), después de cinco años (¡me parece mentira lo rápido que pasan los días!) de tener guardados los Manifiestos  de Serrano, González y El Pastor, así como los memorandos de Cortes y Casares, durmiendo el sueño de los justos. Espero que acabe de escribir estos interesantes relatos, cuyo último Capitulo publiqué en esta Página el día 1 de Enero de 2009, jueves por más señas. Vergüenza debería darme.