Cincuenta añitos Imprimir
Escrito por Salvador   
Martes, 10 de Marzo de 2015 14:10

 

 

Parece que fue ayer… no, no: hace ya cincuenta años. La madrugada del día 4 de marzo de 1965, vino al mundo Pilar, único de nuestros hijos que nació en Gaucín. Por eso tiene un valor añadido.

 

 

Pero, lo recuerdo perfectamente. Mientras que yo iba en busca de Maruja, la partera, y de Fidel, el médico (que estaban en el Chorro Alto, creo que asistiendo a otra parturienta), nacía  con la única asistencia –por otro lado, nula- de mi suegra Felicia. En la calle Cañamaque (antes,  de la Iglesia, siempre calle Larga) para ser exactos.

 

No voy a decir nada de las alegrías que nos ha dado, ni de los contratiempos que hemos compartido, a lo largo de estos años. En todo caso, damos gracias a Dios de que nos regalara su compañía.

 

Todos la conocéis, por lo que no es necesario decir nada más. Pero quiero, a través de este álbum de recuerdos, hacernos partícipes de los buenos momentos que hemos pasado estos días. Desde que se encargó al dichosa bicicleta eléctrica (el último osito de Murcia), hasta las resacas después de tantos agasajos. Los preparativos, la celebración, los vídeos con las felicitaciones, incluso dos pijaditas mías sobre fotos de su niñez y en relación con sus estudios. Podéis verlo en

 

https://plus.google.com/photos/118184867089338388542/albums/6119469528420996417

 

 

Como despedida, os trascribo unos versos que le hice y subí a mi web el 25 de agosto de 2010. Creo que siempre ha escogido lo mejor: darse a los demás. Por eso es mi Pilar.



ESCOGISTE LO MEJOR

Me daban miedo tantas ilusiones
cómo traías bajo la mirada abrazadora,
de ojos bien abiertos a cualquier reclamo,
y el genio pronto y exigente.

Siempre generosa en la amistad y confiada hasta el extremo,
no te importaron las diversas andaduras que emprendías
al par que ofrecías un volcán a borbotones
hasta que la lava solidificaba sin saber porqué.


No deben importarte, a estas alturas,
los caprichos consentidos y desechados al instante,
ni los devaneos de pocas horas o muchos días.
No temas desveladas tus confidencias.


Qué más da el amor fugaz de un poeta
o el interés pasajero de la primera entrega.
Ni tan siquiera la profunda sinceridad de aquel intento
o la repulsiva mentira del oportunista de percal.


No tengas rencores ni nostalgias.
Te vas o te llevan, te entregas o te das.
Aunque parezca pasajero,
no en balde llevas impregnada tu profundidad.


Está al venir la hierba, suave y fresca,
dónde han de reposar
tus nuevos sueños de sinceridad.
Escogiste lo mejor, y no te lo quitaran.