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Escrito por Salvador   
Domingo, 03 de Octubre de 2010 22:09

 

 

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A Mari Carmen, porque no todo
se termina con un simple número

 

 

 

Ahora, que no me puedes dar la mano, amigo,

como en tantas conversaciones pasadas.

Ahora, que no quiero pensar en que te has ido

y aun te veo descansar la mirada pausada

por los terrenos sembrados de naranjos.

 

 

No debe importarte nada.

 

 

Ahora, que ya dominas la rehala de tus vicios

y has cobrado la collera del hoy y del ayer,

no te preguntes por la tarea encomendada

ya que has hecho lo que correspondía hacer:

una abundante cosecha de  ternuras.

 

 

No debe concernirte el mañana.

 

 

Después de que dejaras a lo largo de tu vida

tiernas  y profundas raíces de  bondades,

has cumplido sobradamente las demandas exigidas

enraizando en los tuyos creencias y  verdades

que darán sus frutos permanentes.

.

 

Asómate al borde luminoso:

 

 

Es bastante

el premio

que te espera.

 

Y a nosotros

la herencia

que nos dejas.