ANA Imprimir
Escrito por Salvador   
Sábado, 15 de Octubre de 2011 08:26

 

ANA

 

A Pepe Cuenca,

que no esperó nada a cambio

 

 

Dulce amiga, compañera de mis días,

desde aquellos años lejanos en el tiempo

-y no en la memoria-

en los que desgranamos gozos y desalientos.

 

No te has ido más allá de mis recuerdos,

manantial que alimenta mis pensamientos.

Siempre juntos, unidos siempre, en la penas

y alegrías que desbordan nuestro pechos.

 

Sólo nos faltaba el fruto de nuestro amor

hecho carne y sangre como buscamos,

que se ha trocado en permanente clamor

de tus bondades y amores sosegados.

 

No te importe mi soledad que he olvidado

en la fuente sellada de tus esencias.

Te fuiste detrás de aquella luna, como un amado,

que vuelve al sol radiante de sus presencias.

 

 

Ya te has ido y no me importa que cierres quedo la puerta.

Por que, tu y yo, aquí estamos. Solos de amor y dicha eterna.

 

 

 

 

 

A Pepe Cuenca,

que no esperó nada a cambio