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Para una poesía sobre la lejanía |
Escrito por administrador |
Domingo, 27 de Julio de 2008 18:59 |
22.- PARA UNA POESIA SOBRE LA LEJANÍA
Apiádate de mi dolor si quieres que te cuente mi desgracia que arranca en mi juventud, quizá antes, desde el nacer.
.....
Los personajes de la novela están aquí, en larga espera.
De telón fondo Mi tierra y yo. ... La Música de la pintura poética, como si de Orfeo se tratara, en un intento de atraer el horizonte perdido muerto por la serpiente de la lejanía.
La laguna de lienzo y de papel, a las puertas de la esperanza, como piadoso Caronte que guía las almas al otro lado del bien y el mal, de la vida y la muerte. .....
Todo surge porque abandoné mis raíces en busca de horizontes.
Y al instante, el lamento sube y se transmuta en grito, como un eco de huesos, que del corazón brotase en un sufrimiento siempre dispuesto.
.....
Parece que tocas la lira junto a la estrella Vega rodeada de su luminoso aro.
Pero es como una sirena con su eterno peine ante el espejo de las rocas. Como las sirenas que saltan desde sus aguas a los ruidosos bailes y a los dulces cantos de nostálgicas músicas. Y engañan a los hombres y los abrazan en matrimonio para después abandonarlos y volver al mar.
Es como llevarse a la amada junto a sí, con la promesa de no mirar atrás. .....
Pero, a su pesar, el ruido la convierte en sombra y, tras un canto breve y angustiado, desaparece entre los muertos, en el campo del mundo y sus ruidos. Para caer en el más profundo de los infiernos, sin asimilar una nueva noticia porque todo es repetido, sin historia. Todo es ridículo, banal y sin sentido, lejos de las historia de amor. Sin poder clausurar el poder del olvido ni dar un giro total a la desmemoria. .....
Orfeo canta su dolor en trazos incoloros con palabras que ni se entienden, mientras le responde el eco triste de lo inconexo.
La luz de la música que la mente fría inflama, como un lamento que recorre desde siempre el alma -al ver el engaño de los dioses que permitieron dejar atrás los deseos- es un grito de dolor que resbala por las rocas hasta conmover los cimientos del ser. ....
Hasta que Apolo se apiada y deja el carro de sus alturas, tiende la mano y ofrece sus pinceles y su voz - el óleo y la compañía de la palabra, la dulzura de su verso pincelado - para que Eurídice vuelva a los lienzos y quede para siempre reflejada su imagen.
.....
A través de la musicaquesale delpincelylapluma para plasmarse enellienzoyelpapel.
.....
Y la calma reidora del jardín amanece del crepúsculo almagre sin forma ni colores, en la lejanía de la luz.
Viene con sosiegos de malvas sobre rosas, en una espera eterna de tenue raya azul.
Como un crepúsculo de piel refrescante. |