El Sr. Savater y la nueva política Imprimir
Escrito por administrador   
Lunes, 28 de Mayo de 2007 09:39
EN LA SECCIÓN TRIBUNA

 

 


Me acuerdo cuando hace ya años empecé a leer a D. Fernando Savater, filósofo, del que me encantaban sus aleccionadoras páginas, dedicadas a su hijo Amador,  que nos ponían sobre la pista de las claves humanas, tanto en  Ética como en Política.
 
Lo que pasa es que, desde que se ha metido a político ya la cosa cambia un algo. He leído en la prensa de hoy que va a fundar, junto a Rosa Díaz y “otros intelectuales” un nuevo partido de izquierdas, con el fin de limpiar el ambiente. Tanto es así que “El Mundo” le dedica su editorial principal, en el que destaca la valentía de los promotores y que la nueva formación se movería en un espacio ideológico parecido al de Ciudadanos de Cataluña, con el que pactaría para presentar listas en todo el territorio nacional.

Pero la guinda la pone el propio Savater, en las páginas de opinión de “El  País”, también de hoy día 22, en un artículo titulado “Indios y sociólogos”, en el que explicita magníficamente su nuevo estilo de filosofar y la manera de ser del nuevo político “oficial”, que coge siempre el rábano por las hojas y, cuando no le interesa enfrentarse a algo, se escuda en una falsa ignorancia, como la que alega en su penúltimo articulo –aireado como vetado por el  “El País”- en el que nos alerta de que “como no soy jurista -y cada vez entiendo menos el guirigay de quienes lo son- no puedo decir nada relevante sobre la sentencia del Tribunal Supremo que …”, para, a continuación, descalificar a  Azcarraga, Alfonso Sastre y al mas pintado (lo que no cuadra mucho con lo que decía en 2000 en Trujillo, Cáceres, sobre que "la buena educación crea personas capaces de vivir en libertad"… porque "en un mundo de gente ineducada las formas democráticas resultan absolutamente vacías") y terminar con el chantaje, al socaire del cuento de Julio Cortázar  “Casa tomada”, de prevenirnos a votar a “lo que hasta ahora se viene haciendo”. Por lo visto, otros estigmatizados por la amenaza terrorista (Madina, Gorka Landáburo, etc.) que, a mayor abundamiento, la sufrieron en carne propia, no precisan de ir cerrando las puertas y ventanas del hermoso cuento.

Maneras y chantaje que reitera en el artículo que comento. Me encanta el modo que tiene de descalificar, de entrada y para animar su discurso, a personas ligadas al partido gobernante, como los Srs. Conde Pumpido y  López Garrido, “por no hablar de Pepe Blanco”, a los que menosprecia contraponiéndoles a Vargas Llosa y Habermas (supone el Sr. Savater que todo el que lo lea tiene que saber de la profundidad y complejidad del gran sociólogo alemán, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2003, para que la comparativa haga efecto). Por lo demás, la necesidad de “moralizar” la política que demanda la “comunidad ideal de comunicación” que preconiza el pensador germano, se compadece poco con esta manera de burlarse del oponente, sin comprometer  el objetivo de asegurar la validez y no sólo la vigencia de las normas éticas y de derecho.

Y como se considera de la clientela lenvatisca de este Gobierno que, al parecer, lo menosprecia con el consabido "¡pero qué sabrá usted!", nos ofrece una ración de verdadera sabiduría y nos quiere hacer creer que la correcta es su doctrina (la de Savater, o la de los amedrentadores, porque sus argumentos son idénticos, aunque dice repudiar al partido de la derecha porque, al parecer, solo busca feligreses obedientes y no ciudadanos conscientes), toda vez que el Gobierno maneja violencias que se suspenden un rato suficientemente largo; los paseos de Chaos son tanto como excarcelaciones; se absuelve a Otegui; se autorizan las listas de ANV para engañarnos pues son las de Batasuna; y el gobierno es un pillín que busca solo información en sus reuniones con ETA…

Y para avalar su postura, no tiene mejor idea que intentar rebatir la hipótesis constitucionalista de Pérez Royo en el propio El País del sábado anterior (claro, que, para ello, le recuerda  su apoyo a los de Guadalajara), que defendía el derecho al sufragio activo y pasivo de los ciudadanos de la izquierda abretzale. Y, en ultimo extremo, se compara con estos, en un acto de suprema autocompasión,  pues nos confiesa que él tampoco tiene partido al que asirse y se ve obligado al limbo del voto en blanco. Después de una simpática historieta de indios y sociólogos, y de intentar poner en ridículo al Ministro de Justicia, del que dice que tras los incidentes de Sestao “seguro que Fernández Bermejo no necesitó recurrir ese día a ningún laxante”, termina con el tremebundo anuncio del  “peligro que corren nuestras cabelleras”.

Por favor, señor filósofo, permítame que le diga que se ha contagiado y que, ahora sí, esto ya es para c… y no tener con que limpiarse, que dicen en mi pueblo.