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La fe mueve vagones PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Lunes, 18 de Junio de 2007 09:41

Antes se decía que la fe mueve montañas. La otra mañana, mientras descendía por el Paseo de la Estación, me llamó la atención –quizá me diera una pequeña quemazón- una pancarta (que reivindicaba el AVE desde Torreblascopedro a Iznalloz) que parecía moverse por sí misma, pues la portaban no más de seis personas, una de ellas con un megáfono que permanecía en silencio. Era casi patético ver avanzar a los portadores, en completo silencio, sin ser acompañados por manifestante alguno, escoltados por una pareja de coches policiales, a paso procesional, precediendo a autobuses y coches particulares muy respetuosos con la lentitud del tráfico rodado. Pero, pese a la seriedad de sus rostros –que miraban no sé donde- y a la soledad en que ascendían –la falta de solidaridad era patente y la dejadez de los partidos políticos y los llamados agentes sociales desoladora-, me conmovió tal acto de fé democrática. Me dio la tentación de unirme a la pancarta y no lo hice, no sólo porque, ya saben, no me gustan las manifestaciones –aunque sean tan parcas como la que nos ocupa- sino porque no conocía el sentido de la reivindicación, ni se me alcanza el porqué puede solicitarse este tramo de ferrocarril, cuando otros prioritarios -Ave y, sin ser tan utópicos, los trenes mas ordinarios pero imprescindibles que nos unan adecuadamente con Madrid y nuestro entorno andaluz- ni tan siquiera los veo reflejados con un mínimo de credibilidad en los programas políticos de las presentes elecciones.

Pero, por encima de todo ello quisiera reivindicar lo honesto de esta actitud, cualesquiera que sean los que la avalan. Que tres hombres y tres mujeres sean capaz de dar la cara por algo en lo que creen, sin importarles la indiferencia general, no solo de los ciudadanos de Jaén, sino de sus propios convecinos (los implicados en el trayecto entre Torreblascopedro e Iznalloz), es de admirar. Y me da pie asimismo, en estos días en que está en su momento álgido el proceso electoral local, a preguntarme –aparte de la tozudez de los políticos en los insultos recíprocos- que suerte va a correr éste, y otros ya mencionados, proyectos de comunicación  ferroviaria. A nadie escapa la importancia que los Caminos de Hierro -que antiguamente se decía- desde su implantación allá por la segunda mitad del XIX hasta el establecimiento de la Alta Velocidad, han tenido en la prosperidad de los pueblos y ciudades que atravesaban. Lo que ha sucedido en Ciudad Real y va a suceder en Antequera y otras poblaciones, me temo que no se extenderá a Jaén ni a nuestra Provincia. Y no por desavenencia entre las distintas Administraciones (en manos de diversas opciones políticas), porque ni cuando una de ellas estaba en las cuatro esferas de poder –estatal, autonómica, provincial y local- se solucionaron problemas  de menor calado aunque del máximo interés, entre otros el de la Vieja Carcel. El problema es han hondo y me van a permitir que me eche la culpa a mi mismo –que no tuve la decisión, para empezar, de secundar esa reivindicación que he traído a colación- y a todos nosotros (autoridades, agentes sociales, ciudadanos) que no sabemos responder ante la problemática socioeconómica que nos afecta.

No tenemos fe, ni tan siquiera para mover vagones.