Imágenes

p1130153.jpg

Contador de visitas

mod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_counter
mod_vvisit_counterHoy20
mod_vvisit_counterAyer52
mod_vvisit_counterEsta semana99
mod_vvisit_counterSemana anterior339
mod_vvisit_counterEste mes1013
mod_vvisit_counterMes anterior1330
mod_vvisit_counterTotal1027088

Visitantes en línea: 2
24-04-2024

Busca en mi página


Designed by:
SiteGround web hosting Joomla Templates
No nos queda mas remedio PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Viernes, 09 de Marzo de 2007 12:43
Desde que me manifesté, en aquellas primeras elecciones democráticas en las que voté a la democracia cristiana de Ruiz Giménez (lo mío no era precisamente la perspicacia política), no me había pasado nada parecido hasta ahora en que me invitan a una manifestación y, paradójicamente, me excluyen de ella.

Es una pena, porque quizá me hubiera visto tentado a salir a la calle. Aunque este no sea mi estilo, porque no me agrada verme arrastrado por una multitud que, a veces, suele pasar de la euforia a la exaltación y terminar en el insulto. Me gusta más un buen razonamiento que una pancarta espontánea que, a posteriori, se dice no deseada, pero que te acompaña durante toda la manifestación como un sambenito inquisitorial. Bueno, a lo que iba. Quisiera que me explicaran por qué yo —que soy español— no puedo ir a la manifestación convocada contra el Gobierno, o mejor dicho, contra nuestro presidente, un tal Zapatero, ZP para los íntimos. Aunque, la verdad, he de reconocer que no soy muy normal, ni muy sensato, ni gente de bien.

Si yo fuera una persona normal, no tendría inconveniente en que me acompañaran grupos que, aunque yo creía desparecidos del firmamento político, la verdad es que todavía están vivitos y coleando (me refiero a colear en la calle Ferraz y en Alcalá de Henares), incluso podría ayudar a desgañitarse a esos ancianitos —¿a mi edad nos ponemos así?— que gritan con desesperación contra quien es un asesino y está descuartizando a España, además de ser maricón, mientras enarbolan banderas con un águila fascista y banderolas comparando al presidente del Gobierno de España con los asesinos etarras. No, no soy normal y he de quedarme en mi casa. Si además yo fuera sensato, reforzaría con mi presencia los fines de la manifestación, pero es que, en realidad, soy tan insensato que, por no tener, no tengo ni escaño en el Parlamento y, lógicamente, allí, en la sede donde el pueblo español se expresa democráticamente (es un decir), no puedo ayudar con mi voto. En todo caso, si yo fuera sensato podría pensar que una manera de desbancar a Zapatero sería la de unirse a otros partidos de derechas como el PNV o CIU que, aunque vascos o catalanes, parece que también son españoles. Y lo peor de todo es que, ni siquiera soy una persona de bien, porque, en este caso, nunca se me hubiera ocurrido atenuar la situación carcelaria de quien ha pretendido salir de la carcel antes de la eternidad. Si yo fuera así, lo que se dice, cristiano viejo, los que hemos sido los de derechas de toda la vida, no se me ocurriría pedir no ya compasión para tan indeseable sujeto, sino ni tan siquiera comprensión. ¿Quién dijo aquello de amar al enemigo? Estaría loco de atar y, lo peor es que —como yo también pienso igual e incluso, a veces, intento seguir esa perniciosa doctrina— es evidente que no puedo ir a esa manifestación de espíritu abierto, a la que están invitados todos (de derechas y de izquierda, voten o no) los españoles de bien. Qué pena no poder acompañar a todas las personas normales, sensatas y de bien que hay en España (supongo que serán el noventa y nueve por ciento de los españoles) por lo que solo nos quedaremos en casa los cuatros chalados de siempre. No nos queda mas remedio.