Metáforas para saciar mi memoria Imprimir
Escrito por Salvador   
Viernes, 31 de Julio de 2015 11:44

Mientras, el calor me sube
agridulce hasta los llorosos ojos
por haber perdido las cepas
en las dulces laderas del Montoro.


¡Qué triste no poder encontrarte
en la mesa-mostrador de mi abuela!


Dos: No volverán

Se fueron
para siempre los aljibes
preñados de cristales de colores
y  las fuentes limpiadoras de taninos.
Ya sólo quedan escombreras
de aquellas minas de los viejos diccionarios
en las laderas revueltas del camino del ingles.
Incluso se han ido para siempre
los lagartos rojos que escupían venenos
a las niñas enamoradas…
Adiós
a los breves  trotes del cerdo ibérico en montanera,
a los roscos blancos y a los de almendras.

Adiós
queridos alambiques de aguardientes
que rajaban esta mi garganta seca.


Tres: Tan blanca tu cal


Cómo puede  ser tan blanca
tu cal blanca bajo las rojas tejas,
sin permitirme detener los miedos
que envuelven tus fachadas.
Ni tan siquiera escudriñar
en los ventanucos oscuros de tu pecho.
Menos mal que permanece la maceta
con sus cálidas goteras de flores,
el canalón exagerado
que acoge el llanto de los tejados


y el farol que huye entre los suaves vientos
y la niebla del Estrecho.


 

Última actualización el Viernes, 31 de Julio de 2015 11:58