Nuevo Curso Imprimir
Escrito por Salvador   
Lunes, 09 de Septiembre de 2013 00:00

 

Este, por desgracia, es nuestro cotidiano enfrentamiento con lo por venir, sin esperanza de algo desafiante capaz de producir un cambio mínimo, una alteración en el ritmo tedioso de lo conocido. Esta extrañeza o admiración que causa lo previamente no visto ni oído, ciertamente no se vislumbra en nuestro horizonte inmediato. Por el contrario, el nuevo curso se nos antoja una copia mala del que acabamos de dejar.  Nada de lo que se avecina tiene tintes diferentes. Nos encontramos de bruces con los problemas de siempre. Basta una somera mirada en derredor.

Hay el mismo hedor nauseabundo, mientras los buitres carroñeros buscan las excusas de siempre para iniciar la enésima guerra, so pretexto de la socorrida seguridad. A pesar de que el Papa lucha contra la indiferencia ante el drama de la población siria y alerta contra los intereses que alientan la inútil masacre. No hay otra actitud ante el diario tiroteo en suelo ajeno -o eso nos parece- o frente a las escenas -que ya ni nos estremecen-  de niños ametrallados, que la de seguir con la rutinaria tarea que nos ocupa, terminar nuestros insignificantes trabajos y echarnos a dormir tranquilamente, como si toda esta escabechina no fuera con nosotros…

En nuestros lares, busquen si hay algo distinto en la propuesta sobre la “nueva mejora” en las pensiones o la progresiva profundización en la reforma laboral…No creo que hayan oído con anterioridad  hablar de que los tribunales suspende los acuerdos sobre privatizaciones de hospitales, ni del malestar del profesorados, ni de la falta de medios escolares, ni… Muy al contrario, nos sorprende gratamente que se nos anuncie –después del glorioso dato de los 31 parados- que nuestras exportaciones son las de más significativas y que ya estamos, de una vez por todas, al final del túnel…

El panorama no sé si es igual o distinto en el terreno de la política, pero ustedes me dirán que hacemos con el Sr. Zaragoza que dimite tras sus escarceos de espía pero que, continúa en su escaño. Y podrán opinar lo que quieran ante el criterio de la A. N. –que no ve ni justo ni conveniente indultar a Carromero- pero ya me explicarán cómo, a pesar de ello, el Gobierno actuara como mejor se defiendan los intereses patrios. En el entretanto, aumenta la desconfianza ante los que nos mienten descaradamente y con impunidad y ante los casos de corrupción que se zanjan sin ninguna responsabilidad política por la inoperancia de nuestro sistema parlamentario. Y ya tendrá formada su opinión sobre el nuevo blindaje de Rajoy  para no aceptar una  interpelación al Presidente sobre las últimas incidencias del caso Bárcenas…

No me quiero detener en el ámbito de las realidades sociales, aunque sería bueno preguntarnos si nos suena a nuevo la previsión de una iguala a pagar por los emigrantes ilegales para su asistencia sanitaria. En otro aspecto, no acabo de ver un horizonte ético distinto en el bonito juego de la destrucción de las memorias de los discos duros de un señor llamado, al parecer, Bárcenas. Ni en la nueva jugada del Sr. Pérez de los Cobos, Presidente del T. C., afiliado en su día a un partido político, ocultador de esta condición al ser examinado para el nombramiento de dicho cargo, que simultaneó con otro en la OIT y del que ahora nos enteramos ha sido asesor y mentor doctrinal de la reforma laboral; que, precisamente, va a ser sometida a enjuiciamiento del Tribunal que preside, sin que nadie de un paso para reconocer el error de su designación.

 

Lo único que sabemos hacer es compadecernos por el maltrato que recibimos, reprochar rimbombantemente las acciones que decimos no tolerar en los demás, pero persistir, una y otra vez, en el mimetismo cobarde de votar a los nuestros sin ningún remordimiento. Por ello y en definitiva, no hay esperanza de que el nuevo curso sea, en verdad, un curso nuevo, mientras no seamos capaces, a título personal, de tener otra disponibilidad diferente a la actual: exigir factura de los servicios que nos prestan, pagar el IVA, no camuflar ingresos en la declaración de la renta, negarnos a las recomendaciones, dejar de buscar un enchufe a diestro y siniestro… y tantos pequeños fraudes, simulaciones, estafas, fingimientos y falsedades de las que, para mayor escarnio,  llegamos a presumir.

Con estos pequeños esfuerzos –y con la regeneración a todos los niveles-, podríamos decir con Chambao - nuestros invitados en esta ocasión- que es preciso “mirarme dentro y comprender / que no vale la pena andar por andar / que lo importante es que /  volveré pa contarte que he soñado / colores nuevos y días claros”. Otro gallo nos cantaría… y el nuevo curso sería más llevadero.

Última actualización el Domingo, 08 de Septiembre de 2013 23:51