Desde que nuestro amigo y paisano Francisco Prieto Martín, “Francis el Lince”, presentara a finales de enero “Un cante, un palo (Breve Antología de Letras Flamencas)” en el Colectivo Cultural “Giner de los Ríos”, estoy intentando subir a esta página una reseña, lo más digna posible –como él se merece-, pero por unas cosas o por otras, lo he ido demorando y, ya, no quiero que pasen más días.

Máxime, cuando comprobé por la convocatoria que, asimismo intervenían otros paisanos, cada uno en lo suyo: la música –nos decía el programa- corrió a cargo de “Antonio Macias (cantaor), de Gaucín, Melchor Gavilán (cantaor), de Gaucín y Eduardo Macias (guitarrista flamenco), de Marbella”, mientras que Paco Benítez Márquez presentó el trabajo fotográfico "Calle Nueva" dedicado a los Gitanos de Gaucín.

Qué más se puede pedir: en el propia Ronda, epicentro de su Serranía, unos artista gaucinenses haciendo un muestrario del saber mas hondo de nuestro Gaucín. Por eso titulo este pequeño trabajo como “algo más que un cante”, porque junto a la  bellísima  expresión de  palabra dolorida que nos ofrece en sus letras Francis El Lince, otros gaucinenses dieron muestra de la hondura del cante y del llanto de la guitarra, sin que faltara un estudio de algo tan sincero  y originario como son los gitanos de Gaucín. Todas estas expresiones –en torno al flamenco- no me pueden resultar indiferentes cuando ya conocéis mi devoción por nuestra heroína, Carmen, que  rasgó los aires del Genal y, más allá, del Guadalquivir cordobés y sevillano hasta desembocar en el universo mar de la libertad.

Todo ello es lo que refleja “El Lince” en sus letras flamencas, en una máxima expresión de esa palabra dolorida   Ese fatal grito de alegría o dolor, un mundo de misterios, como expresión mas auténtica del sentimiento del pueblo andaluz y de su hablar característico

MIRABRÁ

Si la amargura te atrapa
no te lo pienses y… ¡grita!
que una espina en la garganta
con un migajón se quita

La lírica popular gitano-andaluza, el lenguaje del flamenco que se manifiesta en las letras de los cantos de Francis Prieto, atesora valores humanos, artísticos y literarios. Por ello, es gozoso recibir una muestra más del bien hacer de nuestro compositor autodidacta.

La presentación tuvo gran repercusión en la prensa y ha sido recogida de manera resaltada en las revistas especializadas. ültimamente el prestigooso críítico Paco Vargas le ha dedicado una reseña especial -con el significativo tiíulo de "Poseía flamenca"- la más prestigiosa de la revistas sobre flamencología, "El Olivo", que incorporo a este texto.

No he de decir más, aunque un día cuando tenga tiempo -¡como se nos agota el tiempo a los viejos!- subiré a mi página de Bibliografía, la enorme cantidad de artículos y trabajos que Francis ha desparramado por esos mundos del flamenco. Es una maravilla.

Ya he dicho en otro lugar cómo Gaucín es pródigo en estas manifestaciones, desde el buen hacer de José Godino Navarro, “El Cabrita”, pasando por los nombres de “El Caldera de Gaucín” o el entrañable son de José Fernández Salas, el Nitro, conocido por “El Cerero”, hasta la manifestación literaria de primer orden  que supuso “El Fandango y la Serrana de Gaucín”, en el que se recogían las últimas aportaciones de Francis Prieto a la historia del cante flamenco, en especial por la innovación  que  supuso su aportación sobre el nuevo fandango del Havaral, que fue acertadamente recogida por los entendidos malagueños y expresado por primera vez en la voz de nuestros paisanos –verdaderos artistas del cante- Melchor Gavilán y Antonio Macías.

Veamos, por último, uno de llas letra que se incluyen en el libro, primosrosamente presentado:

SOLEÁ

Conmigo y en mi soledad

de noche cuando me acusesto,

sólo me queda el soñar

Dejo, pues,  que esta reciente aportación al flamenco de nuestro amigo Francis Prieto, deleite a los lectores por su buen saber, su diáfana composición y porque, a mi juicio, desgrana con sentimiento y hondura las esencias de nuestras tierras.