El día ocho de junio fue un día de visitas a santuarios y de venidas (simbolizadas por esa mano tendida) de la Madre Provincial, María Monserrat, que se desplazaba desde Argentina para asistir a la conmemoración y la de los niños que retornaban desde el Sur de Chile.

Después de la misa tempranera y el paseo refrescante por los jardines, mientras Inmaculada iba al aeropuerto con la Buena Madre María Fabiola,  para recibir a la Provincial, nosotros desayunábamos opíparamente y después pasamos un buen rato en el saloncito junto al comedor, donde mi hermana nos obsequió haciendo de agarena, recordando el Marruecos donde nació.

Vinieron las Madres y las recibimos con un cóctel preparado por Sor María y, pese a que  la Provincial venía con el pie recién operado, nos acompañó con su proverbial simpatía y acogimiento.

Por la tarde nos desplazamos, en primer lugar, al Monte San Cristóbal, desde se divisa una vista panorámica impresionante de Santiago y en donde se encuentra el Santuario de la Virgen Inmaculada, embarazada, que visitaron todos menos yo, que me quedé con Francisca por  la subida empinada que había hasta la capilla.

A la bajada, continuamos hasta el santuario de San Alberto Hurtado, patrón de Chile, donde dejamos unas palabras escritas en el libro de vistas.

Termino el reportaje, con las fotos que hicieron los niños en su último día en el Sur, Puerto Mont y Puerto Varas, junto al Volcán de Osorno, otro santuario donde, por cierto, Francisca pasó unos años antes de venir a Viña del Mar y Santiago.

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