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Unos días en Gaucín PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Miércoles, 14 de Septiembre de 2011 11:56

 

 

Esta Zorrera va a tener una mayor extensión que sus congéneres, pero espero que consiga comunicar los sentimientos y vivencias que a mí me producen las visitas a nuestra madriguera. Son pequeños acontecimientos de nuestros días que, cada uno en su pequeñez, van configurando nuestra pequeña permanencia veraniega en las tierras de nuestros mayores.

 

 

Por eso, dejo para otros espacios el meollo de estos días (todo lo relacionado con el Santo Niño Dios de Gaucín), incluso otros asuntos de distinta naturaleza pero no menos relevantes (las inquietudes culturales de nuestro pueblo) y me limito a dejar constancia de mis encuentros con las gentes, destacando aquellos bustos o figuras que por su amabilidad y condescendencia subo a esta página, todo ello dentro del marco encalado del Gaucín sencillo pero grandioso, humilde y espontáneo, tremendo y admirable al mismo tiempo.

 

En el primer reportaje

 


https://picasaweb.google.com/salvadormartindm/ENCUENTROS#

 

quiero enmarcar aquellas coincidencias inesperadas con personajes de nuestro pueblo con quienes –posiblemente después de muchos años- tropiezas en la esquina del tiempo y que te agrada fotografiar para el recuerdo. Muchas veces son tan emotivas como –salvando las distancias- la ceremonia que se celebra por Semana Santa, en la esquina del callejón de San Juan con la calle Larga, en el encuentro de las imágenes. Este año, para mí, han sido muy emocionantes los que he tenido con mi amigo de juventud Francisco Medina Real, que me ayudó y compartió los primeros trabajos de mi despacho de Abogado –allá por el año 1955- con quien he rememorado los viejos tiempos,  y  el breve encuentro al inicio de la Cuesta del Santo Niño con una institución de nuestro pueblo en la mitad del siglo XX como lo fue Eduardo Real Bautista, el del café de Dieguito, donde, entre otra cosas, degusté los exquisitos “ponches” nocturnos, brebaje consistente en un vaso de agua caliente mezclada con una copa de coñac (Terry o Decano, “caballero qué buen coñac”) con una ramita de canela ¡Placer de dioses!

 

Junto a ellos, la reunión en la casa parroquial para despedirnos y obsequiar a nuestro Párroco saliente, en donde estuvimos una treintena de amigos. El encuentro en el familiar del Cementerio, el día nueve, setenta y cinco aniversario de sus muertes, con la nieta de Don Ramón Troya. O las nuevas amistades, como las de Fernando Guerreo Nieto y sus hermanas, Paqui y Mari, alias Monete, sobrinos de Cepeta (“déme uste una cepeta de carne”); las de José Domínguez, hijo de Manolo Domínguez el carnicero; o, en fin, la de José Miguel Mayordomo Chicote, yerno de Miguel Castilla, marido de Maribel, Montenegro y Visita la de Chuiquilitrés.

 

Las coincidencias en el nuevo bar de Antonio, el Pilar, en Casa Antonia, en Paco Pepe o en el Puente o en la puerta del Pajuelo o en la Cruz, todos ellos espacios de amistad. Y, por encima de todo, la charla que tuve con mi entrañable amigo de juventud (él, a pesar de que me aventaja, entre otras cosas, en la edad, siempre ha tenido un espíritu juvenil) Antonio García, “el de la Cruz”, a quien tampoco veía años ha, creo recordar desde que, siendo Juez de Paz, asistió al acto en que se nombraron hijos Perpetuo, Adoptivo y Predilecto de Gaucín al Santo Niño, a Pepe Faura Martín y a Teodoro de Molina de Molina. Qué tiempos aquellos de la cerveza Victoria (“malagueña y exquisita”) que él representaba, de interminables charlas con la copa de vino fino y fumando como carreteros tabaco rubio del contrabando de Gibraltar por los bares de Chuiquilitrés, Juan…., Antonio Molina, el Hormiguero, el Casino

 

Afinando un poco, he distinguido en lo que denomino figuras, a aquellos que me he ido encontrando por mis paseos callejeros y que han tenido la amabilidad de dejarse fotografiar, que podéis compartir en

 

https://picasaweb.google.com/salvadormartindm/FIGURAS

 

Entre ellos, por aparecer raramente en esta página, recuerdo a María Rendón y Juan Valdivia, Luciano, Sebastián Sánchez, los Noriscos, María Sánchez, la madre de las Rondonas, Teresilla y Francisco los Realitos, Paco Lermos, Juanilla la gitana, el Calabrés, Manolo y María Moyano, Rosi, José el Veneno, Javier Ubago, Juan Cózar, Teodoro de Molina Llamas, a  muchos de los cuales no veía hace años. También incluyo dos óleos de mis abuelos María y Salvador que yo no conocía y me enseñó Pepe Faura.

 

Para enmarcar tan buenos encuentros y figuras, nada mejor de unas cuantas fotografías, que yo llamo callejeras pues fueron tomadas a vuela pluma en mis paseos matinales. En ellas destaca, como no podía ser de otra forma, la cal de nuestras casas. Aunque va una lápida que encontré y que hace referencia a la familia propietaria de la Posada de los LLinás o, más tarde, del montejaqueño, a los que aludo en mi Zorrera “A pesar de los calores” y en el más reciente sobre “Las Posadas de Gaucín, Tercera Parte”, y que dice así:

 

DON FRANCISCO LLINAS Y DE CASAS / ABOGADO DE LOS TRIBUNALES / FALLECIÓ EL 7 DE JULIO DE 1879 / A LA EDAD DE 24 AÑOS /  Y SU PADRE / DON PEDRO LLINAS MENDOZA / FALLECIÓ EL 18 DE FEBRERO DE 1890 / A LOS 76 AÑOS / SUS HIJOS Y HERMANOS

 

podéis contemplarlas en

 

https://picasaweb.google.com/salvadormartindm/UNOSDIASENGAUCIN

 

Por supuesto, en el resto de los trabajos veraniegos ("Las Posadas en Gaucín", "Romería y otras alegrías" y "Peripecias de verano") ya publicados o en los que restan por publicar sobre el Santo Niño y la Cultura en Gaucín, aparecen otros personajes y figuras de nuestro Gaucín, así como rincones tan bellos como conocidos, y a ellos os remito. Por el momento, nos conformaremos con este muestrario de mis días veraniegos en nuestro pueblo.

 

Gracias por la atención y hasta el verano que viene, si Dios quiere.