ESO QUISIERA 

Quisiera abarcar los cinco sentidos de un sinsentido sideral y preguntarme por el simbólico cinco de los hindúes y de los chinos. Quizá sería más sabio de lo que debiera ser.

 

Sería buena cosa bucear en la psicología y entender los cinco tipos de dolor, el ritual de la figura de los cinco rostros y aquel cuyo cuerpo consta de cinco mantras. Me explicaría muchos sinsabores de la vida. 

Contemplaría a los seres humanos con sus manos y pies pentadáctilos y admiraría las plantas con su raíz, tronco, hoja, flor y fruto. Entraría en la cosmología para explicarme la importancia de la estrella de cinco puntas y del pentágono. Y el número de oro que sigue al pentágono. No me haría falta más.

De todas maneras,  

Quisiera mirar algo en lo más profundo de las estrellas,

en donde nadie ha sido capaz de escudriñar,

a donde nadie llega a pesar de usar el gran telescopio de los deseos.

Quisiera oír algo aunque nunca lo hubieras pronunciado, algo que me aturdiera, algo que me embelesara, algo de tus labios de hojas rojas, una palabra, un beso con que plantar la tierra de campanas y sanpedros.

Quisiera oler algo para escapar de la carcel de mi sordoceguera. El olor profundo de tus suaves humedades, aquel que me lleva a las emociones y me trae a la memoria las ausencias, los lugares no vistos, las voces no oídas.

Quisiera gustarlo todo para poder decir algo desde el silencio de mis oquedades,

cuando los ecos se quedan sin los círculos concéntricos de las voces

y, a mi pesar, se inscriben unos tras otros en el vacío.

Quisiera tocar algo aunque no encuentre mis huellas dactilares

ni sea capaz de palpar los poros de tu piel sedosa y trémula,

y sólo pueda besar la arena de tus arrugas largamente trabajadas.

Eso quisiera.