A estas alturas, parece que ya no te quedan ni versos. Pero no es cierto.

7

y 5, setenta y cinco

años.

Mes a mes,

día a día

descubriendo

nuevos acentos

de encuentros y desencuentros.

6

Vivo junto a tus alientos, a tus deseos aun no cumplidos

a los que damos de lado neciamente

sin calibrar que un minuto es una vida irrepetible.

Estamos juntos en la almohada de los sueños imposibles,

aunque intuyo, mas fuerte que nunca,

una incierta llamada de esperanza.

5

Ya habrá tiempo de descansar mas allá de lo deseado

por lo que no tengo por qué medir nuestras edades

cuando tan cerca tenemos la esencia de la vida

aunque, a veces,  la dejemos escapar

de forma estúpida y sin sentido

4

Todavía está lejos el sentir la ancianidad:

a punto como estamos de nacer de nuevo

sin que el paso del reloj se lleve

las campanadas de nuevos horizontes.

3

Hoy rezo alegre sin saber el motivo.

Y es que siento en lo profundo de mí

el aleteo gozoso de estar vivo.

2

Nuestra respiración  acompasada, sin la apnea de los años,

tan sólo estremecida en los momentos apropiados.

1

Pisando los talones al definitivo espacio de los adioses

Para ti, como siempre.