Escrito por Salvador
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Martes, 16 de Agosto de 2011 10:56 |
Para los que, en Chile, buscan la Verdad
Sin la brújula horaria y agostado, en trivial cuidado, sin llegar a curiosear por las leves incertidumbres, me encuentro delante del alma vacía, sin haberla llenado. Y, a lo lejos, los destellos anaranjados de las frutas y las cumbres.
Días en los que no te brota ni una chispa crispada en la adormecida conciencia que atrás dejaste, mientras viajas inconsciente sobre algodonadas nubes y lagos y mares y los Andes incansables.
No se decirte lo mucho que me interesas ni echarme en cara la largueza de mis pecados. Mientras, absorto dormito en los brazos de la nada y espero, si acaso, recobrar el tiempo que se escapa.
Debe existir una salida por los vericuetos de las montañas, en los altos del Osorno reluciente o en el Palguín y sus cascadas. Quizá precisaría bajar a ras del suelo, junto al esmeralda lago Chiloé, por si en sus acariciantes celajes se encontrara.
No sé buscar la solución y por ello lo dejo sin plantearme acaso la interrogante espesura. Sólo un retumbar entre las sienes es lo que siento, mientras en mis adentros indago la ternura.
¡Ojalá, en la lejanía de tu presencia, Señor mío, te encontrara!
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