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Sembrado en la zarza PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Domingo, 27 de Julio de 2008 18:25

9.- SEMBRADO EN LA ZARZA

 


 

Estéril me encuentro

enredado en la zarza de mi soberbia

 

Oigo el silvo del estornino

mientras la paloma gris,

sobre la rama seca y quebrada de dolores,

espera vigilante lo que solo ella sabe.

Parece una palabra inerte

en la línea blanca que ribetea sus alas.

 

Algo se dicen entre ellos,

algo que yo no entiendo.

 

Que baldíos rodeos los del agua

que podría unirse a las piedras del río

en vez de acariciarlas durante siglos.

No escucho estos amores

Ni los requiebros sobre el tronco.

Tan ciego estoy

Que para mi el remanso  no corre,

salvo cuando las truchas lo desvelan

dejando bajo sus vientres

las piedras lamidas por mil musgos.

O cuando tintinean los dorados plumeros

del cañaveral que se inclina desde la orilla.

 

Los corazones del olmo

se doblan al atardecer tintineantes de plata.

 

 

Me faltan ojos de ternura

y me sobran algodones en los oídos,

como si se tratara de alguien

que fecundara lo desconocido.

 

 (Está adaptado en Que baldíos rodeos los del aire, en “Molinos…”, pg. 32)