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Pudiera ser que... PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Martes, 30 de Noviembre de 1999 01:00

Corren tiempos de desconcierto e incertidumbres, en los que no sabemos a que atenernos: todo puede ser. Pudiera ser que el señor Rodríguez Zapatero fuese un gran alquimista, un redomado mentiroso, mas allá de las fintas que han de permitirse a los políticos… y, si no lo fuese, sería contradictorio con sus propios análisis. Pudiera ser que fuese como una veleta, que oscila desde el no al precio político y primero es la paz, al sí al dialogo con los ilegales, aunque ni por asomo estos intenten cambiar de postura. Pudiera ser que fuese desleal con la oposición, ocultando el tema, con engaño al jefe de la misma, para hacer el anuncio del dialogo con Batasuna, a la primera pregunta del PNV… y lo zanjara con excusas tardías y poco creíbles. Pudiera ser que sólo sea un pequeño saltamontes, provocador de oficio, mantenedor de vocablos recambiables, espurgador de motivos de discordia disfrazados de derechos básicos irrenunciables… Pudiera ser que, insidioso y sibilino, sólo juegue al victimismo frente a los resabios del pasado y a buscar el interés de su partido, más que el de los ciudadanos en general.

También pudiera ser que el señor Rajoy fuese un resentido desde el mismo día en que perdió las elecciones por sus propios pecados y el diseño que de la situación creada el día 11 hiciera su mentor, el señor Aznar. Pudiera ser que también fingiera el día del debate de la nación, plegándose al deseo de presidente del Gobierno de no sacar a la palestra el tema de ETA, pese a que sus compañeros vascos llevasen siglos de conversaciones soterradas, porque sabía que, ante el previsible desliz de este, por su inercia a la verborrea, iba a atacar con más furia al día siguiente. Pudiera ser que no tenga mas discurso que el del catastrofismo y el de la negación a cualquier iniciativa del Gobierno, aunque sea la de cambiar las señales de tráfico en las carreteras. Pudiera ser que solo sirva para tener y dirigir un coro de adláteres, encargados de dar voces estentóreas en los hemiciclos, hacerse expulsar de los mismos, encadenarse en ellos y gritar a voz en pelo, adoptar actitudes de payaso, o hacer mofa de las instituciones detentadas por políticos del PSOE. Pudiera ser que, dado el origen de su nombramiento, no lograra desprenderse de los buldózer que le acompañan, vigilan y, a veces le sustituyen, con gran ventaja, en sus improperios. Pudiera ser que, en patética expresión de su fracaso, al sentirse derrotado en el debate de la nación, buscara, con el baladí argumento de los tiempos concedido al jefe de la oposición, en desventajosa proporción con los del presidente, que el de las Cortes lo expulsara, hasta llegar al ridículo de decir como un niño enfadado “ea, pues ya he terminado” y me voy a mi banqueta.

Incluso cosas peores podríamos ver en nuestros líderes políticos. Lo malo no es eso, que sean tan ídem los dirigentes que padecemos. Lo peor, es que parece ser asimismo que no hay repuesto y que, mientras ETA sigue frotándose las manos de ver y disfrutar del espectáculo fratricida, llegará el día en que romperán entre ellos la baraja definitivamente y… tendremos que volver a votarlos… para empezar de nuevo. Dios mío… ¿no habrá ningún remedio para este desaguisado?