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Árboles y escuelas PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Lunes, 12 de Junio de 2006 17:42

Acabo de regresar de un viaje por tres países en tensión, en donde el orden está basado en la metralleta y la Policía. Volví a España con la esperanza de abandonar la tirantez y encontrar el sosiego; y también aquí —salvando las distancias— el uso de la fuerza y la violencia es lo que prima. Me encuentro a la España y al Jaén de siempre, donde el ruido y la protesta airada son más importantes que la idea, el raciocinio o la argumentación. Leo en los periódicos el revuelo mediático provocado por la irrupción de Tita Cervera, hoy baronesa Thyssen, en relación con la remodelación del arbolado de Madrid, tema que venían denunciando los movimientos ecologistas desde el inicio del proyecto. Ningún efecto han producido estas protestas ante el atropello de la tala de una arboleda ancestral, ornato y orgullo de la zona museística de la capital de España. Pero ha bastado que tal personaje anuncie que se va a atar a un árbol, o incluso nos amenace con subirse a otro de ellos —no sé si rememorando sus primeros amores, que, dicen, nunca se olvidan, o como una muestra más del Proyecto Gran Simio— para que toda la fuerza mediática se ponga en movimiento. Aunque me temo que nadie moverá de su proyecto al alcalde de Madrid, porque los señores del poder, siempre (o casi nunca) llevan la razón. Pero, en todas partes cuecen habas y en el Jaén de nuestros amores, ha sucedido lo mismo.
Ya me quejaba, hace meses y en este mismo espacio, de la sinrazón en la distribución y acogida de alumnos, que es un problema que los padres de Las Fuentezuelas sufren cada año y venían denunciando con insistencia. Veo con tristeza que el enfrentamiento con la Policía, la protesta airada y los desmanes han pesado más en la decisiones de la Administración, que el razonamiento y la reflexión. Esta rebelión ciudadana, ahora, como en tantas otras veces, ha bastado y ha sido necesaria para que la Administración esté en disposición de construir un nuevo colegio; un compromiso político de la Junta de Andalucía, a cuyo carro se suman todas las fuerzas del espectro (me vienen a la memoria las frías tierras del oriente próximo), para solucionar el problema. A los niños de aquella misma zona escolar, el año pasado les bastaba —para no perpetuar este desaguisado hasta el final de sus estudios primarios— con que se adecuara la ratio aumentando una plaza por centro para acoger a los desplazados. No se les hizo caso. Es más, con subterfugios legales se solucionaron algunos casos aislados y, subrepticiamente, pese a constar la falta de justificación de los datos, se hace caso omiso de respetuosas alegaciones, que se abandonan ante falsas promesas incumplidas.
Sin embargo, ahora, con las airadas protestas vecinales, como solución de emergencia, se desmantela e inutiliza un patio del Navas de Tolosa, para instalar aulas prefabricadas, arreglo excepcional, injustificable, arreglo de no se qué... Comedia, drama o sainete, en definitiva, política de prisas, parcheos, componendas y callamientos. Ahora, empezarán las acusaciones e inculpaciones: tú no facilitas los terrenos, tú no pones los dineros, tú, tú, el otro, siempre el otro tiene la culpa. Y, en medio del patio, el niño, como objeto oscuro del desamparo.