La exclamación onomatopéyica catapún se utiliza, según la RAE, para expresar ruido, explosión o golpe. Y la manejaba La Fornarina ante nuestros antepasados para excitarlos más de la cuenta con aquello de “arsa p’arriba, polichinela…cata catapún…  como los muñecos en el pimpampum”. Para nuestra suerte –o desgracia- el Polichinela (que también cantaron nuestras excelsas Sara Montiel o Lilián de Celis) resucita a cada instante para animar nuestro permanente estado ferial, pero esta vez no para erizar los bigotes –y no sólo ellos- de “los paisanos y los militares… los viejos verdes… los señoritos de esos calaveras…” que cantaba la copla, sino para explosionar en nuestras narices las más variadas muestras de diversión, ajustes y desajustes –a modo del muñequito de la copla que sube y baja, mientras la funámbula tira de la cuerda-, y para más INRI nosotros seguimos gritando como el Polichinela: “¡Más! / Aunque tu te empeñes / no me cansarás". Y es que, en el fondo, somos masoquistas y nos gusta ponernos en fila frente al mostrador de la feria para que nos derriben a pelotazos. Veamos el pimpampum.

PIM, para algunas noticias que pueden traer una pizca de júbilo a nuestra maltrecha sensibilidad. Por ejemplo, el paro bajó (6.632 desempleados), por primera vez en ocho meses, y la Seguridad Social aumentó en 16.549 afiliados.

Me parece un acierto que el Gobierno haya pedido al PSOE abrir un diálogo a cambio de no plantear recursos al Tribunal Constitucional, como han anunciado el Gobierno vasco y ante las objeciones de Andalucía, Cataluña o Canarias; me parece bien, siempre que no se tache de deslealtad institucional a la presentación de dichos recursos, pues… de deslealtades está el Constitucional lleno. Por otro lado, quizá quepa una gota de esperanza en que Griñán y Valderas ultimen el diseño del nuevo Gobierno andaluz y posiblemente un nuevo modelo político, al tiempo que Griñán y Rajoy prometen actuar con lealtad en la nueva etapa. Para gozo de muchos, parece que al Ayuntamiento de Jaén le han aprobado su programa de pago a proveedores, lo que será un alivio. Para mi regodeo, el Real Madrid se proclama campeón de la liga, pese a las campañas mediáticas y, parece ser, que gracias al favor de los árbitros, como nos dice en su despedida el elegante Sr. Guardiola. En fin, para sorpresa de muchos y pese a que Rajoy anunció que habría recortes todos los viernes, el Consejo de Ministros de esta semana no ha acordado medidas restrictivas de calado.

PAM, en aquellos casos en que se nos presentan Polichinelas ya conocidos, pero que se reiteran con el mismo o parecido pelaje, para que no nos durmamos en los laureles de la recuperación. Pam, pero no de los del “al pan, pan y al vino, vino” que nos prometieron, porque de éstos ya tenemos muestras varias de eufemismos: “garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud” para hablar del copago y otros recortes en sanidad o lo de "incrementar la imposición sobre el consumo” para omitir la palabra IVA. Se trata de pelotazos de los de verdad. Por ejemplo, para poner de nuevo bajo sospecha al funcionariado, sabemos -ahora desde Bruselas-  que en  el “Programa Nacional de Reformas”, del que se contó solo una parte,  el Gobierno estudia incluir el que los funcionarios no cobren su salario íntegro durante los primeros 90 días de baja por incapacidad temporal. En la misma onda, el gobierno catalán, aparte de obligar al pago del 100% de las recetas a los que ganan más de 100.000 euros,  pretende cobrar 5 euros por día de cama hospitalaria, así como la comida de los enfermos; al parecer, la insostenibilidad del sistema depende de la negativa de la industria farmacéutica a bajar el precio de los medicamentos o, como dicen otros, a la pésima gestión hospitalaria. Otro ejemplo más: mientras la Bolsa baja a niveles de 2003, perdiendo en la semana cerca del 4%,  la prima de riesgo ronda los 430 puntos básicos.

PUM, en definitiva, para aquellas noticias que nos impactan de lleno, con su nefasta novedad, capaz de someternos a ataques sucesivos, de modo que vayan cayendo una tras otra nuestras esperanzas sin posible defensa, de modo que no sea previsible que quede alguna de ellas en pie. No es la menor en desafuero –a mi juicio, claro es, porque para otros es el camino adecuado- la de que hemos podido comprobar la quietud en que han discutido una veintena de señores con motivo de la reunión de BCE en Barcelona, resguardados por el desproporcionado despliegue de ocho mil policías, mientras quedan al pairo los derechos constitucionales de expresión y manifestación; pero, ha merecido la pena: el presidente del BCE nos ha dado una vuelta más de clavija y, encima, nos quitan al representante español en tan exquisito y sabio previsor sanedrín. Una más, para no cansar al personal, referida a cómo siguen coqueteando con el tema de los bancos malos y sus seudo entidades absorbentes de la basura del ladrillo, financiados, claro es, con fundos públicos, mientras los bancos españoles han perdido un tercio de su valor. Entretanto, la  efectiva reforma del sistema financiero queda pendiente. A mi, esto es que me deja aturdido –como el ruido ensordecedor del infierno ferial- pues ya estoy harto de tanto engaño y manoseo de los señores de la banca, que sólo piensan en su botín (por no usar otros sinónimos: trofeo, presa, captura, triunfo, pillaje, saqueo, robo, rapiña…) mientras negocian con el dinero público que reciben, manteniendo cerrado el grifo del crédito necesario para la recuperación, y ahora –con un nuevo eufemismo- nos dice el oráculo que sería justo y necesario acudir a sanearlos con dinero público que no tenemos.

En esta feria -no sólo de las vanidades, sino de las pasiones- hay un trasfondo, como siempre, económico y liberal. Se vislumbra la codicia del poder y el dinero cómo únicos muñidores de este circo que nos quieren montar, como si fuéramos unas simples marionetas. Lo que puede resultar un espectáculo gratuito y edificante en esta ruleta de la vida.