Imágenes

genblanco017f3.jpg

Contador de visitas

mod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_counter
mod_vvisit_counterHoy101
mod_vvisit_counterAyer142
mod_vvisit_counterEsta semana453
mod_vvisit_counterSemana anterior592
mod_vvisit_counterEste mes300
mod_vvisit_counterMes anterior1686
mod_vvisit_counterTotal1028034

Visitantes en línea: 4
03-05-2024

Busca en mi página


Designed by:
SiteGround web hosting Joomla Templates
Un timo de guante blanco PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Lunes, 14 de Mayo de 2012 00:01

 

 

 

 

Cuando se respondía “ante Dios y ante la Historia”, el subterfugio no servia para mucho pero, al menos, sonaba bien; ahora, no suenan ni los canalones y de responder, no veo que nadie responda de nada, ni ante nadie. Es una cosa que tengo meridianamente clara: en nuestra política, hasta que alguien no responda personalmente de sus desmanes, no se arreglará nada. Y llevo ya muchos pleitos a mis espaldas –la mayoría de ellos seguidos a capricho del capitoste de turno, sabiendo que se perdían pero escudado en el axioma del “cuando dicten la sentencia, yo ya estaré en otro “puesto” de privilegio”- y, desde que dejé la abogacía y me dedico a escribir pequeñas acotaciones “a propósito”, especialmente, de los desmanes de los que tienen el “gachero por el mango” como dicen en mi pueblo, en pocas ocasiones he podido hablar de algún responsable que responda.

 

 

Pues, en esa estamos. A principio de semana sonó el trueno gordo de la dimisión o el cese -vaya usted a saber como está el ajuste de cuentas entre antiguos correligionarios- del Sr. Rodrigo Rato y, desde entonces, nos traen mareados –por lo menos a mí, que no entiendo “ni papa”- con la banca y su rescate, las cajas y sus fusiones, los bancos malos y sus activos tóxicos, las inyecciones y otros dimes y diretes que sirven –y siempre han servido- para engañar al personal. No sé la capacidad de embaucar que tiene la fauna político-financiera para mantenernos en babia desde tiempos inmemoriales, pero es un hecho incontestable que se las arreglan para no explicarnos nada y, al propio tiempo, para llevarnos al huerto. Si al menos nos llevaran al huerto en el sentido más lúdico de la expresión –según la RAE “loc. col. conseguir una relación sexual con una persona”-, podríamos hacernos los tontos y seguir la comedia, pero es que lo que persiguen es pura y simplemente que nos traguemos la gran farsa en la que nos tienen entretenidos: que todo cambie, para que todo siga igual, esto es: que los dineros llamen a los dineros y los pobres sigan siendo los bienaventurados del evangelio, pero  no los ciudadanos que aspiran a salir del abismo del paro y el desempleo, de la marginación y la indigencia.

 

De la nueva tragicomedia, poco puedo decirles que ustedes no sepan: hubo una vez unos señores llamados José María Mateos y Mario Conde que…; después un tal Blesa; luego, éste no servía y lo cambiaron –previa suculenta indemnización-  por el Sr.  Rato; se produjo el parto de Bankia mediante la unión de Caja Madrid –feudo de esperanza- y Bancaja -muñidora de la generalitad valenciana-, que salió de nalgas con sus siete mil millones de ladrillos intoxicados y treinta mil de créditos dudosos; Deloite se negó a auditar y afloraron las alarmas; y, entonces, surge el cese o el abandono forzado, que ha sido precedido –como no podía ser de otra manera en un sistema ejemplar de financiación-  del nombramiento mutuo propio  de su sustituto, un señor de nombre difícil de pronunciar, pero que es igual: cobrará lo mismo que cuando lo echaron del BBVA… Para que seguir, si todo es más de lo mismo: burbuja inmobiliaria  y ladrillos tóxicos, deuda privada y pública, el mangoneo y la corrupción generalizada…hasta llegar a la nacionalización de las pérdidas.

 

Pero no hay motivo de preocupación, pues el final será feliz, como sólo cabía esperar de esta historia (de la que no nos pusieron en alerta, como tampoco lo hicieron con Forum Filatélico, Nueva Rumasa y otros chiringuitos). Mientras, se empeñan en hablarnos como si fuésemos gilipuertas. Y, así, vuelven los mutuos reproches y  nadie intenta una autocrítica ni da una mínima explicación de lo que ha pasado y de las consecuencias futuras, con intentos de tranquilidad tardíos y poco convincentes. Para mayor escarnio, no habrá que devolver el préstamo de 4.500 millones del FORB y  nadie es responsable de nada, como anteriormente tampoco lo fueron Castillejo, ni Moltó, ni Oliva (¡que sigue en su puesto!), ni la legión de banqueros fulleros, que durante años nos animaron a que nos entrampásemos sin límite, sobrevalorando las viviendas que nos hipotecaban y que pretende que las actuales minusvalías engrosen bancos malos para que sean nacionalizados, a costa de los recortes ya conocidos y por conocer.

 

Sin entrar en los acuerdos del Consejo de Ministros del viernes, con su recapitalización del sistema financiero y las inyecciones, a través de acciones o de los “cocos” (¡que vienen!) como ayudas, que “no son ayudas públicas” ya que se exigirá un tipo de interés cercano al 10% -muy rentable para el contribuyente… si se hacen efectivos-, sólo dejaré constancia de las dudas ante estos y otros juegos de palabras semejantes: si el BE es una institución de gran prestigio, no se porqué nos dicen que “lo recuperará”, como no sea para defenestrar a Ordóñez;  si los siete mil millones de febrero iban a sanear la banca, definitivamente, cómo dos meses después elevan el colchón a otros treinta mil, salvo que no sepan lo que se traen entre manos, como le pasó al anterior Gobierno y sus dos reformas sobre lo mismo; si el señor Rato es el mejor ministro de la historia y ha hecho una labor excelente, no se entiende como lo quitan de en medio; si hasta hace dos días la solución del “banco malo” no era aceptable, cómo ahora se provisionan no sólo los créditos tóxicos (¿quién apechugará con ellos?) sino toda la cartera de los bancos, salvo que no se fíen ni de ellos mismos.

 

Y, sobre todo, me pregunto si no habrá una juez como la de los ERE –que nos van a costar novecientos millones- para que llegase al fondo del entramado bancario –que nos va a llevar al rescate de España- y empezase por llamar a declarar al juzgado –y, en su caso, meter en chirona- a los banqueros, a los supervisores y  a todos los que han armado o consentido esta trama porque –digo yo- alguien sabría algo de toda la tramoya y  se calló como un muerto… para echárnoslo a nosotros. Nos ha dicho el Sr. Guindos: “No hemos identificado ninguna (responsabilidad)”. Si él lo dice…

 

Siendo benévolos nos estaría permitido hablar del gran timo de la estampita de guante blanco. Porque, ya está bien amigos, ¿o no?