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Reirnos de nosotros mismos PDF Imprimir E-mail
Escrito por administrador   
Lunes, 14 de Abril de 2008 11:22

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EN tiempos no muy lejanos lo juicioso y equilibrado era permanecer reservado, taciturno, incluso adusto. La risa y un buen humor frecuente se asociaban a la frivolidad y la puerilidad. Y, sobre todo, con los años y -es un suponer- la sabiduría, perdemos la espontaneidad de dejarnos llevar por la risa, de buscar la risa estrepitosa y prolongada o de encontrar la parte divertida a las situaciones. Es una pena porque reír es saludable y, aunque la risa no está restringida a los humanos, es en los hombres donde la risa es exponente de lo más noble de nuestra condición humana. Por eso, hay veces que conviene aprender a reír y a sonreír, lo que normalmente me sucede cuando leo mis propios artículos. También sería preciso en estos días del nuevo curso político para no volver a las andadas.

Umberto Eco inventa una trama en 'El nombre de la rosa' con la pretensión de defender el poder de la risa y Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas la facultad de liberar al organismo de energía negativa. La risa como terapia. Aunque es posible morir de risa, como le sucedió al mitológico Calcante -que pasó por esa catástrofe al no cumplirse la profecía sobre la fecha de su muerte-, reírse es necesario para mantener el bienestar físico y mental, hasta el extremo de que la risoterapia es una línea de trabajo en psicología. Se trata de lograr reír de una manera natural y sana, de que las carcajadas salgan de lo visceral e irracional, como en los niños. Aprender a reír es algo más importante de lo que parece a simple vista. Nos vale, al mismo tiempo, para oxigenar los pulmones y tiene un efecto tonificante que relaja el espíritu. La risa sirve para eliminar el estrés, aliviar la depresión y nos hace ser más receptivos y ver el lado positivo de las cosas. El desmadejamiento que sentimos tras reírnos puede ayudar a inhibir la respuesta agresiva, convirtiendo la risa en un signo de conducta que indica la confianza en los que nos rodean. Y qué me dicen de los factores sociales de la risa, que suponen una ayuda en situaciones socialmente incómodas.

La risa se puede clasificar en función de duración y de su tono: desde la risa nerviosa, el cascabeleo, la risa malvada, las risitas, la risa contagiosa, la carcajada, la risotada o sus derivados como la broma, el chiste, el humor, la sátira o la diversión, hasta la humilde sonrisa, que se puede considerar como una forma suave y silenciosa de risa. Desde el esto es risible, hasta el mondarse de risa; desde el indeseable reírte de los otros sin crueldad, al reírte de ti mismo. Es, por ello, necesario que nos ejercitarnos en el buen humor, que no tiene por qué ser cáustico o destructivo, aunque como muchos manjares pueda picar un poco y habrá que buscar ocasiones para reírse, utilizar una sonrisa para el trabajo, no amargarse con los contratiempos y buscar nuevas y mas risueñas posibilidades, porque reírse es una función biológica necesaria para mantener el bienestar físico y mental.

Es una forma excelente para lograr el desahogo espiritual, para abrir nuestra capacidad de sentir y de amar, que alcanza la suprema muestra de agudeza cuando, no sólo aprendemos a reírnos de nosotros mismos en la intimidad, sino a hacerlo en sociedad, lo que ya supone el más avanzado de los niveles de inteligencia. Que así sea.