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"Read my lips" PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Lunes, 17 de Septiembre de 2012 06:36

 

A mí,  que soy un políglota redomado,  me encanta el bilingüismo del que alardea, con esa finura que le viene de casta, la señora condesa de Murillo y grande de España, doña Esperanza Aguirre. Es un orgullo saber que  hemos tenido una Ministra de Educación y Ciencia  y  Presidenta del Senado de España que domina con facilidad el idioma internacional por antonomasia y constatar que quien ha sido, y es, la primera presidenta autonómica electa de la historia de España, deje muy alto el pabellón español cuando se entrevista con las máximas autoridades mundiales y dialoga –y hasta convence, como ha sucedido recientemente con el magnate de los negocios Sheldon Adelson-  en la lengua de Shakespeare.

Su último testimonio en este sentido nos lo ha dado –con ocasión de esas nuevas instalaciones educativas denominadas Eurovegas,  simbiosis, se ha dicho,  entre trabajo y ocio materializada en convenciones y congresos- invitándonos, entre candorosa y pícara, a que descubramos sus intenciones simplemente mirándola confiadamente y sabiendo leer en sus  finos labios cómo ha sido posible llevar al huerto (a su huerto madrileño) al gran benefactor de parados y regiones en decadencia. Después de esbozar una gran sonrisa  e invitar a los periodista a que “miren mi cara”,  les ha dicho  “read my lips”, lean mis labios,  y comprobarán cómo una promotora impenitente de posiciones liberales -bien que es cierto de las más conservadoras,- ha sido capaz de crear un nuevo polo de inversión de miles de millones de euros y de más de doscientos mil nuevos puestos de trabajo, sin que –pese a la necesidad de financiación del ochenta por ciento del montante de la operación- ello le cueste un  euro al erario público ni, por supuesto, a  los contribuyentes. ¡Que bonita respuesta!: miren mi cara –que la tiene para las ocasiones más dispares-, lean en mis labios –tan sabios en opiniones, sobre todo populistas y provocadoras- y ni les tengo que decir que si en Eurovegas hay que dejar fumar, se dejará fumar; si no se necesitan sindicatos, se suprimen; que para dar gusto al magnate hay que cambiar las leyes, se cambian todas las que hagan falta –eso sí, con transparencia y publicidad-; y si por tratarse de Alcorcón, hay sentencias que saltarse, ni una palabra más, ¡bonita soy yo!

 

Lo que interesa es un nuevo modelo productivo, sin más impuestos ni más políticos, para que esta España  de circo y pandereta se convierta en un auténtico paraíso fiscal pleno de ludópatas,  en un continuo parque de atracciones y de permanente comercio sexual. Por supuesto, de gran standing, no como el que ofrece el actual espectáculo del eje Gran Vía-Montera. Nada de eso: una cosa fina, una imagen de cloaca internacional, con la mafia bajo el palio del vicio y la corrupción Todo un voto de confianza en España. No importa lo que nos cueste, aunque no creo que seamos tan ingenuos de pensar que el nuevo Sr. Marshall vendrá a nuestros lares gratis y de vacío.

 

A falta de otras alternativas al ladrillo, buenas son estas tortas, pero me asombra la desfachatez de la doble moral. Mucho hablar y pregonar lo inamovible de las raíces que se consideran base de la moral cristiana en materias como aborto, divorcio, homosexualidad y poco dar trigo cuando del capitalismo se trata. Dejando aparte el silencio sospechoso de la cúspide eclesial ante las medidas económico-financieras del gobierno liberal conservador que están llevando a los pobres y desfavorecidos a la agobiante situación que conocemos, es curiosa la actitud perdona vida de que ha hecho gala la Sra. Aguirre ante la manifestación del Presidente de la Conferencia Episcopal española. El Cardenal Rouco Varela, que ha definido de forma aséptica el proyecto como un "complejo de desarrollo turístico, para ocio y tiempo libre y para el juego", alertó, no obstante, de "los peligros y riesgos que van unidos a estos complejos". Doña Esperanza,  aunque respeta la opinión de las instituciones que discrepan, ha dicho no comprender "que a algunos no les guste un proyecto basado en el ocio y los servicios" cuando el paro en Madrid y España "alcanza cifras astronómicas". Por lo que se ve, la vertiente económica es la que prima en las peculiares metas elegidas para hacer realidad las esencias de su ideario.

 

Ya había advertido el abad de Montserrat, del precio humano que implica la instalación del macrocasino que, a su juicio, no compensa el hipotético beneficio económico que generaría. En relación con el proyecto catalán –ahora descartado- rechazaba las “prácticas que lleven a la degradación de la dignidad de las personas o las aboquen a agredir su salud corporal y psicológica”. En razón a estos peligros –que afectan a "la moral de las personas, sobre todo de los jóvenes"- Rouco comprende  que los obispos de las zonas en las que podían instalarse hayan dado la voz de alarma, refiriéndose a las declaraciones del obispo de Getafe, López de Andújar, que en junio ya había dicho que, detrás de Eurovegas, que tiene una fachada muy atractiva con la promesa de muchos puestos de trabajo, se esconde "la podredumbre". Mucho más explícito y duro que Rouco, se refirió "al juego, la prostitución, el blanqueo de dinero y los espectáculos porno" que pueden romper muchas familias, con todo el daño que implican las rupturas para los niños, por ejemplo, por lo que la autoridad pública tiene una responsabilidad muy grande para prevenir a través de la ley y medidas administrativas estos riesgos.

No creo que sea necesario insistir en esta vertiente, aunque habrá tiempo de contemplar el tema desde otros prismas más terrenos. Pero, releyendo a Marina –y sin querer señalar-  recordé que Ortega había declarado la guerra al capricho, basándose en un verso de Goethe: “Sólo el grosero sigue su capricho: el noble aspira a ordenación y ley”. Pues, eso: miro esos labios y –debo confesarlo- siento un cierto rubor.