Imágenes

nubes30002a.jpg

Contador de visitas

mod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_counter
mod_vvisit_counterHoy74
mod_vvisit_counterAyer62
mod_vvisit_counterEsta semana136
mod_vvisit_counterSemana anterior652
mod_vvisit_counterEste mes635
mod_vvisit_counterMes anterior1686
mod_vvisit_counterTotal1028369

Visitantes en línea: 1
07-05-2024

Busca en mi página


Designed by:
SiteGround web hosting Joomla Templates
Y lágrimas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Lunes, 24 de Febrero de 2014 11:30

 

En mi último artículo invitaba a dispensar eufemísticas sonrisas ante los lacerantes acontecimientos de la semana. No es que ésta haya sido más fecunda en gozos y tranquilidades, pero –ante la persistencia fétida de alguno de ellos-  hoy me gustaría, más allá de ironías y apócrifas alegrías, derrama alguna lágrima, no sé si de consuelo o de pena, de desahogo o de expiación, algo que sirviera de lenitivo  a esta sensación de vacío que me atenaza.

La verdad es que el intento debería ser continuado, toda vez que una semana se parece a la otra como dos gotas de agua, porque todo gira sobre los mismos cangilones: la Infanta, Gürtell, los ERES, Baleares, Urdangarín, las gracietas ministeriales, el Madrid y el Barsa, Bárcenas, Cospedal y sus explicaciones, Rubalcaba y sus naderías, la Esperanza, la Botella… No es explicable, en relación a ello,  la ciencia infusa de tanto tertuliano para hablar día tras día del mismo asunto sin decir distintas chorradas; es asombroso la facilidad con que adivinan el futuro; cómo siempre aciertan, nunca se equivocan y son capaces de transmitir tan fielmente los memorandos del partido que los patrocinan.

 

Comentaba en la red mi amiga Inma el anterior articulo “Sonrisas” y apostillaba que ella no se reía. Y lleva razón, máxime observando que esta semana  algunos de los temas se ha recrudecido y encabronado. Concretamente, el de los emigrantes muertos en su intento de acceder a Ceuta.

 

El empecinamiento del Gobierno en no apartarse de la versión inicial que, pese a sus contradicciones, no bastan para retirar la confianza al iracundo Director General de la Guardia Civil, así como la inexplicable tardanza en ofrecer pública e íntegramente los vídeos, están convirtiendo un hecho lamentable –y, por ello, sujeto a crítica- en un vodevil de estado. Hemos llegado al extremo de que el máximo representante de Melilla, un conspicuo señor apellidado Imbroda, nos haya seducido con la bonita y frívola solución de que "¿Recibimos a los inmigrantes con un comité de azafatas?". Ante las críticas ha rectificado y dice que donde dije azafatas, digo azafatos. (No nos constan los tontos que hay, porque no abren la boca)

 

Parece ser que –como en tantas ocasiones en que legislamos a la carta, esto es, a remolque de acontecimientos desgraciados y mediáticos- la solución para evitar las “devoluciones en caliente” está en la reforma de la Ley de Extranjería. Pero queda sin respuesta la cuestión esencial, que no es otra que saber si al Gobierno le parece bien o mal que se disparen pelotas de goma hacia el mar cuando hay personas tratando de alcanzar desesperadamente la costa. Mientras nos enzarzamos en justificaciones y desmentidos, se ha dicho que lo único real es el sudanés, senegalés o camerunés que, después de recorrer durante un año o más el camino hacia el norte, se encuentra con que la compensación a tanto sufrimiento es dejar de sufrir y de vivir. Por su parte la Comisaria europea de Interior, ha escrito una carta al ministro del Interior español, en la que expresa su "seria preocupación" y pide "explicaciones" por el uso de fuerza en los sucesos del pasado 6 de febrero en Ceuta. Considera que "debería examinar en particular la presunta devolución en caliente de inmigrantes a Marruecos". Y lo único que sabemos responder es hacernos los ofendidos, trasladar la culpa de la falta de soluciones a la Unión Europea y volver a insistir en que se cumplieron los protocolos.

 

Pues, mire Sr. Ministro, usted sabrá cuidar el protocolo, fijar la traza fronteriza del mar y justificar lo vergonzoso. Pero, Sr. Ministro,  no sé si tiene la conciencia tranquila ante el brutal hecho de la muerte de quince seres humanos. El Gobierno -cuyos miembros ha de suponerse gozan de un estado mental lúcido- está obligado a aclarar quién dio las ordenes y exigir responsabilidades no sólo por las contradictorias declaraciones sino por el uso anormal de medios antidisturbios de consecuencias nefastas.

 

Por ello, no estaría de más hacerse eco del Comunicado emitido en nuestra provincia por el  Secretariado de  Migraciones, HOAC, Pastoral Obrera  y  Proyecto Rajab. IT-Jaén, en el que se nos dice que estos hechos ponen de relieve que se violan derechos básicos de las personas como consecuencia de una política migratoria obsesionada con el blindaje de las fronteras por encima de cualquier consideración de tipo humanitario. Esta tragedia es una consecuencia más de la política migratoria europea y española. No podemos permitir que sucesos como éste y como el de Lampedusa se vuelvan a repetir. Es, pues, necesario exigir el

establecimiento de procedimientos claros que prioricen el deber de socorro y el respeto de los derechos humanos de las personas que intentan llegar a nuestro país.

 

El propio Comunicado se hace eco de estas palabras del Papa Francisco en el Centro de Refugiados de Roma: "Muchos de ustedes son musulmanes o de otras religiones; provienen de diferentes países, de diferentes situaciones. Somos diferentes: no debemos tener miedos de las diferencias. La hermandad nos hace descubrir una riqueza, un regalo para todo el mundo.  Defender. Servir, acompañar, también significa defender, significa tomar partido por los más débiles. Cuántas veces levantamos la voz para defender nuestros derechos, pero ¡cuántas veces somos indiferentes a los derechos de los demás! ¡Cuántas veces no sabemos o no queremos dar voz a la voz de quien --como ustedes- han sufrido y sufren; a quienes han visto pisotear sus propios derechos, a quien ha sufrido tanta violencia, que se ha reprimido incluso el deseo de tener justicia!”

 

Hay como un velo de desesperanza, una como desidia ante la imposibilidad de solucionar esta desazón que nos envuelve… No sé si es la conformidad ante las nuevas perspectivas económicas y sociales, que se aceptan resignadamente O tal vez el asombro ante la generalizada corrupción -también entre nosotros mismos- de todo el tejido social, y, lo que es peor, la aceptación de esta lacra ante la impotencia de escapar de una ineludible tela de araña. Posiblemente sea el desprestigio de la clase política lo que nos impide vislumbrar alguna solución. No lo sé, pero habrá incluso que llorar quedamente para que las lágrimas seden tanta desazón.

 

Y pensar que, después del consolador llanto, podría atisbarse una pizca de esperanza.  Como nos cantaba Neruda: “Aquí vive un poeta. / La tristeza no puede / entrar por estas puertas…. y enterraré, tristeza, tus huesos roedores / bajo la primavera de un manzano.” De todas formas, bien merece que nos detengamos en el dulce encanto de las cosas, junto al horizonte azul de los días de febrero y reír por los mismos ojos que se llenaron de lágrimas. Porque el mundo es bello. Y es de todos.