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Escrito por Salvador   
Lunes, 05 de Enero de 2015 00:11

 

Ya no hacemos caso a las normas que rigen las conductas humanas, desde las más sutiles, etéreas e inmutables del orden cósmico a las más concretas reglas de la moral religiosa o de la mística, pasando por las leyes de la lógica racionalista o por los cánones artísticos. Quizá, por eso, se nos ofreció a mitad del siglo pasado un tal Murphy para que pudiéramos acudir a su ley universal del pesimismo: “Lo que pueda salir mal, saldrá mal”. Una manera burlona de vaticinar los acontecimientos por venir y de explicar todos los infortunios. Pues bien, amigos, en los inicios del nuevo año 2015, me niego en rotundo a seguir este camino de desilusión y desconfianza.

Por ello, me van a permitir una visión un poco más positiva de nuestro futuro. Porque estamos tan mal, que cualquier cosa mejorará lo que hay. Voy a intentar hacer un repaso a todo lo que nos concierne, buscando en sus entresijos el lado bueno que le debe quedar. Con la necesaria gota de ironía, como es obligado para no morir en el intento,  y de manera telegráfica porque no hay espacio para tanta incógnita.

 

Me resisto a un escenario mundial con más contiendas y guerras de las ahora mismo existentes. Y es que, como ha dicho Francisco en su mensaje navideño, la paz es siempre posible: “¡Nunca más guerras, nunca más! Pero siempre el deseo y el empeño de fraternidad entre los pueblos”.

 

Abundan los malos augurios  sobre el efecto dominó que en el teatro europeo tendrá el resultado electoral de una Grecia, en fragilidad financiera, con la posible victoria de Syriza y su prometido cambio de las reglas de juego. Quiero creer que no llegará la sangre al rio: por el respeto que me merecen tanto los griegos, inventores de la democracia, como los europeos, inmersos en el  esfuerzo común de forjar una unión, no solo monetaria, sino política y social.

 

Ante las principales preocupaciones de los españoles, me niego a ennegrecer, más de lo que está, el panorama. Si empiezo por la economía –de la que todos hablamos como expertos consumados- no puedo por menos que gritar alborozado, alentado por nuestros augures institucionales, que el año 2015 será el año de la recuperación definitiva. No sólo por la alfombra preelectoral que nos están poniendo bajo los pies (sustanciales subidas, en torno a los 2/3 euros, del salario –para los que lo perciban- y las pensiones; bajadas de impuestos…), sino porque es impensable que nos recorten nuevos espacios en educación, cultura, investigación, sanidad…

 

No nos queda más que dar gracias a quien corresponda –más allá de la herencia recibida-  por los números de la tómbola con que hemos sido agraciados: la bajada del petróleo, la subida del dólar y el programa de fuertes inyecciones monetarias del BCE. De todas formas, creo que a ustedes –como a mí me pasa- les sorprenderá que sea nuestra tabla de salvación, precisamente, una economía como la estadounidense que practica, exactamente, lo contrario de lo que a nosotros nos obliga la locomotora alemana: bajada de salarios, recortes de gastos, control del déficit …

 

Por lo demás, la creciente desigualdad –demagogia pura- entre ricos y pobres, son inventos de gente desocupada. Atrás, y bien atrás, quedan la nunca bien ponderada reforma laboral, lo de la movilidad exterior de la juventud, las contrataciones a tiempo parcial que ha dado lugar a los medio/mileuristas, las anulaciones por el TS de los eres mal aplicados y la prorroga de los convenios no prorrogados… Hoy día –y espero que durante todo el año que entra- los españoles no sólo no tendremos miedo a peder el empleo (dixit Guindos), sino que encontraremos grandes facilidades para encontrarlo (redixit Hernando). A propósito: este año nos vamos a reír un buen rato con las ocurrencias del nuevo portavoz-estilete que, de entrada, nos entusiasma con sus ataques al “un tanto infantil” Pedro Sánchez sin rumbo fijo y, al tiempo, cuestiona a la formación de Pablo Iglesias, un simple “asno vestido de león”, compuesta por un grupo de profesores "mediocres". ¡Que boquita de caramelo!

 

Una pequeña incursión en el otro problema nacional, la corrupción, nos depara un panorama esplendido para 2015: ciento cincuenta causas abiertas y dos mil imputados, un Fiscal Jefe recién dimitido y el Juez Ruz en el alero. A pesar de ello, confío en que no se pueda seguir hablando de eso tan caricaturesco de jueces progresistas y conservadores. La justicia no debe estar en ninguno de los extremos de los brazos de la balanza, sino apoyada en su punto neutral para servir al derecho que da a cada uno lo que es justo y necesario en cada caso. Y confío, con Francisco, en que, al igual que la cristiandad necesita “renovarse moral y espiritualmente”, nuestra sociedad intentará hacer desaparecer “la corrupción de quienes están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse”.

 

Para finalizar, unas gotitas de esperanza. No creo que TVE pueda ser mas parcial que en estos momentos, salvo el espacio territorial de Andalucía que seguirá ERE que ERE por todo contenido…Será muy difícil que TVA vuelva a incluir anuncios en la programación de Fin del Año 2014… Debemos esperar el milagro de que el Ayuntamiento de Jaén no se mantenga en la cabeza del ranking de morosos… No es de imaginar que Susana siga poniendo piedrecitas patrióticas al mediático Pedro, con independencia de que éste haga lo indecible para darse un tortazo…Es imposible que la clase media reciba más palos en sus espaldas, ni la banca y restantes compañeros del IBEX  mas benevolencia para seguir repartiendo dividendos, aumentando sus ganancias y repartiéndose tarjetas black and opack… Tampoco será fácil ver que los directivos financieros se suban el sueldo mas allá del 26% que se subieron Blesa y sus cuarenta (¿o fueron más?) ladrones…

 

Ojo: aunque el Sr. Blesa siga en la calle -tan campante y Rajoy impasible el ademán- este servidor de ustedes (que por casualidad sigue en libertad) les desea feliz Año 2015. Que así sea.