Imágenes

gaucinrojo10f.jpg

Contador de visitas

mod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_countermod_vvisit_counter
mod_vvisit_counterHoy60
mod_vvisit_counterAyer142
mod_vvisit_counterEsta semana412
mod_vvisit_counterSemana anterior592
mod_vvisit_counterEste mes259
mod_vvisit_counterMes anterior1686
mod_vvisit_counterTotal1027993

Visitantes en línea: 1
03-05-2024

Busca en mi página


Designed by:
SiteGround web hosting Joomla Templates
La casa por el tejado PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Lunes, 02 de Febrero de 2015 00:06

 

Reconozco que soy un tanto impaciente y, si mi apuran, vehemente  ante situaciones que, a mi parecer, están al límite de lo permitido. Por eso, hay momentos en que  empezaría la casa por el tejado. Sí: me olvidaría de qué es lo correcto, dejaría de buscar  seudo justificaciones y otras zarandajas y -sin seguir los cánones de lo que deba hacerse, paso a paso, hasta su educada finalización-  acometería decididamente la acción, pero iniciándola desde el final.  Esto es, empezaría la casa por el tejado porque, aunque no sea lo más oportuno, es la única manera de conseguir lo más procedente.

En concreto, empezaría por mandar a la cárcel a quien haya permitido durante años la dispensación de medicamentos genéricos que ahora se suspenden de comercialización. La medida obedece a una recomendación de la Agencia Europea del Medicamento por deficiencias en el proceso de autorización. No entiendo porqué hemos de buscar justificaciones injustificables, ni preguntar a nadie cual fue el motivo para hacer la vista gorda ante múltiples chapuzas en la fabricación y puesta en el mercado de tan nocivas  pócimas que se suministraban al mercado farmacéutico, poniendo en peligro permanente la salud de los enfermos.

Es más, mandaría a la poltrona mas nauseabunda a quien o quienes hayan autorizado que se comercialice el medicamento que salva a los enfermos de Hepatitis C, a un precio mil veces superior al del coste. Los llevaría en reata: a las farmacéuticas cuatreras y especuladoras de vidas humanas y al director general y al ministro del ramo que autorizaron esos precios.  A la  cabeza de la hilera bien podría ir el Presidente del Gobierno de turno,  tan celoso de nuestro déficit nacional, pero no del déficit de vidas humanas que se mueren horas tras horas, en un puto hospital –ustedes perdonen la indignada expresión- cuyo destino es ser privatizado.

 

Después, ya habría tiempo para iniciar un proceso penal que durase años y terminase por exonerar –si no juega la prescripción-  a todo bicho viviente. Por supuesto, no, a los muertos de hepatitis que descansarían en la paz de los estafados. Incluso abriría una comision en el Congreso de los diputados, en el Senado, daría cuenta al Tribunal de las ídem, a la Defensora del gobierno, digo del pueblo, al Fiscal mas general que pudiera haber de los del Estado, al Consejo también capitan general del Poder Judicial y olé… los verdaderos cimientos de nuestra sociedad. Pero, yo, empezaría por el tejado: primero a la cárcel. Y, después, hablamos.

 

Sin ser tan drástico, hay otros sucesos de esta semana que merecerían una actuación heterodoxa. He aquí las oportunidades que se nos ofrecen para meter en chirona a más de uno.

 

¿No creen ustedes que habría que poner a buen recaudo, desde ya, a ese honorable trapisondista que responde al nombre de Jordi Pujol? A él, a la modosa Doña Marta y a todo su clan, con idéntico número de individuos al de la célebre cuadrilla de bandoleros “Los 7 Niños de Écija”. No entiendo que razones deben existir para dejar en libertad a esta caterva impresentable que tenía tanto “miedo” que no sabe nada de los milloncejos que tenían desparramados por todos los paraísos fiscales que en el mundo han sido.

 

Veamos asimismo un pequeño expurgo por el mundo de los mass media. ¿Vieron ustedes el último rifirrafe televisivo entre los cómicos “El Coletas” y “Don Pantuflo”? Yo lo vi en directo y me dio vergüenza ajena. Lo peor es que la mala uva y la nula educación televisiva es el pan nuestro de cada día. Ahí tienen las gracietas de los portavoces de los partidos (uno de ellos nos iluminó diciéndonos que a Monedero le llamaban “El billetero”) y los onomatopéyicos “tic-tac” del moderno Iglesias. Es el nuevo mundo de la propaganda electoral, lleno de vulgaridad y farsa, con el fin de confundir  más (si cabe) al espectador, que se conforma con el griterío, sustituto del debate. Es lo lógico, cuando es palpable que el zarpazo y el exabrupto son rentables, que lo atractivo es que te vean encendidas las venas del cuello cuando das un argumento o lo que sea Que los que triunfan son los  Jorge Javier, Belén Esteban, Kilo Rivera y otros iluminados (como el nuevo fichaje, una tal Olvido Hormigos, venida del mundo de la baja política), aupados por las mentiras y las pasiones, hasta conseguir la cabeza de las audiencias. Que, por otro lado, es lo que persiguen, sin conseguirlo, los espacios deportivos nocturnos, en los que la opinión -no la información-  y las descalificaciones personales –telebasura- es lo que predomina. Amigos: yo condenaría a no salir en la tele a tanto vivalavirgen y tertuliano como nos pretende comer el coco.

 

Me pregunto si es sano que permanezcan en libertad tanto político en vísperas electorales. Me alarma ver el brío con que ha empezado este período el partido de la mayoría. Una caravana de vídeos horteras, miles de frases optimistas, falsas esperanzas, promesas para incumplir, balbuceos –aquella defensa inicial del Barcenas: “nadie ’pobrá podar’, podrá probar que no es inocente”- como el reciente “España empieza un ‘nuoblo’ círculo virtuoso económico…  interruptor del cambio… una certeza empírica… estamos en la sala de maquinas…” (¿Hay que tartamudear para mentir verdades?).

 

Para terminar, no me negarán que la única manera de terminar con tanto sinvergüenza, de la rama de los frescales redomados, como forman los 82 imputados por las tarjetas opacas, negras o “blak”, sería meterlos directamente entre rejas. Y no sacarlos hasta que devolvieran hasta el último euro rapiñado. Una vez recobrados estos hallares, incluidos los regalos navideños –atentos al parche: a doce mil tacos de reloj de lujo-, empezaríamos los correspondientes procesos penales para entretenimiento del personal.

 

Me temo, sin embargo, que –aparte de que me tachen de demagogo- no va a ser posible este sueño y habrá que empezar, como Dios manda, por los cimientos.  Y olvidarnos de los tejados. No se ilusionen: Hay mas de trescientos banqueros imputados y sólo me parece que Díaz Merchán esta en la cárcel, a la espera de ser juzgado.