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Pacta sunt servanda PDF Imprimir E-mail
Escrito por Salvador   
Lunes, 02 de Marzo de 2015 00:11

Perdonen que, como un torpe pedante, titule el presente comentario con un latinajo, aunque no sea macarrónico sino uno de los clásicos enunciados de la antigua Roma. Según este principio general del derecho, lo pactado obliga y debe ser cumplido de buena fe por las partes contratantes. Como regla general, prevalece ante el complementario principio –disculpen la reiteración en las locuciones latinas-  "rebus sic stantibus" (o sea: mientras no se alteren sustancialmente las circunstancias iniciales). En definitiva –y dejo de marearles utilizando conceptos jurídicos-  la fórmula conjunta "pacta sunt servanda rebus sic stantibus” significa que los pactos deben cumplirse, mientras las circunstancias existentes al momento de la celebración no varíen: seguridad por un lado y equidad por el otro.

Todo lo anterior me lleva comentar uno de los acontecimientos más relevantes de la actualidad europea: el caso griego.  Europa –latifundio de unos pocos-, asentada en un mercantilismo neoliberal cuyo horizonte es el mantenimiento del superávit contable en beneficio de los detentadores del capital (banqueros, financieros, multinacionales…), se enfrenta a uno de sus miembros –Grecia, la pecadora- que habiendo recibido una millonada para su rescate, tiene la osadía de intentar buscar un nuevo escenario para evitar el  austericidio, la inanición e, incluso, la muerte de sus ciudadanos. Unos ciudadanos que para ello, precisamente, eligen democráticamente al Gobierno de izquierda radical de Tsyprás y Varoufakis que, a lo que se ve, son unos indeseables que no quieren cumplir lo que pactó el anterior gobierno del conservador Samarás.

 

El “pacta sunt…” para Alemania –juez y parte en el pleito- es sagrado. Sus adinerados secuaces retuercen la tuerca a  la parte contratante de la otra parte, en una graciosa pirueta a lo Groucho Marx. Y le exigen a la Grecia del sur cumplir desde la primera a la última cláusula, ninguna de las cuales les suena bien a Chico Marx. Pero, en todo caso, no vamos a romper la amistad por una estipulación más o menos dice Groucho. A lo que Chico responde sea lo que sea no me gusta. Al final, aunque éste no sabe firmar y la estilográfica de aquel no tiene tinta, quedan obligados, como en la inolvidable “Una noche en la ópera”. La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. Pero el que dicta esta política es el que manda y aquí no cabe –por mucho “sic stantibus” que se alegue- aplicar la simpática salida de Groucho: “¿Pagar la cuenta? ¡Qué costumbre tan absurda!”

 

En serio: no hay más remedio que pagar. Ya se preocupó el Sr. Guindos de enfatizarlo. Bonitos somos nosotros: más papistas que el papa. Por favor, no nos hemos podido equivoca al imponer la austeridad en España. Días pasados,  Bloomberg subrayaba que el Gobierno español estaba "particularmente sensible" acerca de la suerte que pudiera correr el Gobierno de Grecia en esta negociación, ante el ascenso de Podemos en las encuestas. Y ahí está la triple alusión que Rajoy –en su estrategia de minimizar a los socialistas- hizo a este partido neonato en el debate del estado de la nación. Partido que, incluso se permite montar un simulacro de debate presentándose como verdadera oposición.

 

Lo cierto es que, después de algunos rifirrafes, para prorrogar su rescate el Gobierno griego ha propuesto una lista de reformas que ha sido aprobada por el Eurogrupo, con reticencias explicitas de los otros dos componentes de la troika (BCE y FMI). El pacto de reformar y relajar la austeridad, parece que se considera como vía de salida a la crisis económica y para consolidar el euro. Grecia, aparte de reestructurar su deuda, necesita una reforma en profundidad para hacer sostenible el estado de bienestar, para lo que precisa una reforma fiscal, a fin de recaudar más y de manera más justa, y un plan contra la pobreza.

 

Precisamente, en la crisis europea, la cara más lacerante es la de la pobreza y habrá que buscar una estrategia adecuada para erradicarla. A mi juicio, unas exigencias de prestamista no es la postura adecuada. Cáritas europea ha puesto en evidencia la debilidad de la UE en la que, por ejemplo, uno de cada tres niños de la mitad de sus miembros vive en la pobreza. Ante ello, podríamos remedar nuevamente a Groucho y decir que la troica nos puede parecer que opera como un simple prestamista veneciano; pero no nos dejemos engañar: es realmente un prestamista. En este caso, ante el dilema de pertenecer una sociedad o a una empresa con su lógica de la austeridad -que aún parece escasa- la pregunta es obligada: ¿somos mercaderes o ciudadanos?

 

Termino –ustedes perdonen de nuevo - con una plegaria en latín que espero no les suene a música celestial: “Pater noster… et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris”. No creo que sea necesaria traducción. Lo que espero es que no nos suene a demagogia o buenismo y nos obligue a pensar si es posible buscar alguna salida a situaciones de exclusión como la que vive nuestra pobre y lejana Grecia, cuna de esta arruinada civilización.