No hace ni quince días que reanudé mis contactos con La Zorrera y me alegro de no romperlos, con una doble intención. Contar algo del día a día familiar –que es el círculo donde me muevo- y subir al reportaje fotografías que se fueron quedando en el cajón, durante este año que he pasado entre arrechuchos y arrumacos (éstos,  más de los que merezco). De cualquier forma, creo que merece la pena pues he podido observar que la página, en el último mes, ha subido considerablemente de visitas, superando casi siempre las 300. Algunas veces, se han superado las 400, como el día 3 de agosto o las 488, del último sábado.

El conocimiento de nuevos documentos proporcionado por la “Caja de Recuerdos de los Molina” que, en su día, recopilara mi tío abuelo Ubaldo, me ha permitido incidir en esta rama de mis antepasados. Fruto de ello han sido los dos artículos, recientemente subidos a Mi Gaucín, sobre Ubaldo de Molina Fernández (en su Segunda Parte, con especial referencia a su padre Teodoro de Molina Salas). Ya anticipaba en ellos algunas noticias complementarias referidas a Antonio Molina Navarro, abuelo de Ubaldo y tatarabuelo mío (y de las hermanas de Molina-Caballero, que me habían facilitado el tesoro documental) y prometía escribir un nuevo artículo dedicado expresamente a quien había introducido el apellido Molina en Gaucín, sobre el que figuraba copiosa documentación en dicha Caja.